Chaco: brutal ataque policial contra jóvenes qom

Este fin de semana, la policía chaqueña protagonizó un brutal ataque, que incluyó golpes, torturas psicológicas, abusos sexuales y todo tipo de apremios ilegales, contra jóvenes de la comunidad qom de la localidad de Fontana.


Prensa Obrera dialogó con Jessica, la tía de los damnificados, que dio cuenta de los hechos.


“En la madrugada del domingo había un grupo de muchachos discutiendo en la calle. Al ver esta situación, la policía comenzó a disparar y los jóvenes corrieron. La policía comenzó a cazarlos y en la corrida pasaron por el frente de la casa de mi hermana Elsa, que es una vivienda ubicada en el barrio Banderas Argentinas, Fontana, donde estaban mis sobrinos mirando qué pasaba. La policía comenzó a disparar contra la casa y mis sobrinos corrieron hacia adentro. Sin presentarse, sin orden de allanamiento y sin mediar palabra alguna, la policía comenzó a patear las puertas y a disparar. Arrastraron a uno de mis sobrinos y comienzaron a molerlo a palos. Los otros sobrinos estaban en la pieza, calmando a mis sobrinas de 11 años, otra más chica de 8 años y mi sobrinito de 4 años”, señala la familiar de las víctimas.


En ese contexto, Jesica señala que “le pegaron por todos lados a mi sobrina, y a los otros los patearon, les dieron golpes de puño y saltaban sobre ellos. Uno de mis sobrinos es discapacitado. Mi sobrina tiene golpes internos que se pueden observar en las radiografías. A una vecina, que puso al resguardo en su casa a mi sobrina de 8 años, también la agarraron, la golpearon, le quebraron el tabique y las costillas. A una de mis hermanas le dieron con el arma reglamentaria en la cabeza provocándole una gran herida”.


“Pero esto no terminó allí -cuenta la mujer. Se llevaron a los jóvenes a la Comisaría 3ª (entre ellos, dos mujeres y una menor de edad), los esposaron, continuaron los golpes, los encerraron en una pieza y los rociaron con alcohol, apagaron las luces y los torturaron amenazándolos con que los iban a prender fuego. Les gritaban ‘indios infectados, a ustedes los vamos a acostumbrar a golpes’. ‘Cinco policías saltaron sobre mi pecho y el de los chicos, a mi tía y a las mujeres nos abusaron’, me contaba mi sobrina que es menor de edad. Tocaron y manosearon a las dos chicas que estaban esposadas y con miedo”.


Y “luego de que los liberaron, no recibimos ningún tipo de asistencia médica o psicológica por el daño que recibieron mis familiares. Peor aún -concluye Jesica su relato-, comenzaron las amenazas de muerte hacía mi familia por parte de la policía para que no digamos nada”.

El Estado legitima completamente el accionar de sus fuerzas represivas, que despliegan la mano dura en los barrios más humildes y contra las comunidades originarias. El gobierno no ha dicho ni una sola palabra; tampoco se hicieron presentes los funcionarios de la Secretaría de Derechos Humanos ni del Instituto del Aborigen Chaqueño, ni accionaron las contenciones psicológicas, sanitarias ni legales correspondientes con la gravedad del caso. Abandonando a las y los jóvenes con sus cuerpos destrozados y torturados por la policía, humillados, abusados y en shock (una de las jóvenes estaba bajo un ataque de nervios y desmayos, producto de los abusos sexuales y la tortura). Todos ellos son cómplices de estos aberrantes hechos que se replican en toda la provincia.


Desde el Partido Obrero exigimos la separación y la cárcel para los autores materiales de este aberrante episodio. Exigimos que se despliegue el abordaje psicológico y médico correspondiente con las y los jóvenes golpeados, torturados y abusados, así como también con el resto de la familia. Y hacemos responsables al gobernador Jorge Capitanich y a la intendenta Patricia Rodas por la integridad de los damnificados.


Basta de perseguir, criminalizar y estigmatizar a las y los hermanos originarios y la pobreza. Basta de guetos, de mano dura y represión en los barrios.