Condenan a 10 policías de la Ciudad por el asesinato de Lucas González en CABA

El fallo desnuda el entramado delictivo que atraviesa a toda la institución policial.

Veredicto Lucas Gonzalez

El Tribunal Oral en lo Criminal N°25 porteño condenó a los policías responsables del crimen y encubrimiento del asesinato de Lucas González, el adolescente de 17 años asesinado el 17 de noviembre de 2021, en la entrada de la Villa Zavaleta en Barracas. El crimen desnuda el entramado delictivo que atraviesa a toda la institución policial.

De los 14 policías acusados, 3 de ellos fueron condenados a perpetua por el delito de homicidio quíntuplemente agravado con alevosía y odio racial, lo cual conforma un fallo histórico que sienta precedente, porque no existen condenas por racismo, un triunfo de la lucha de familiares, amigos y organizaciones políticas y de derechos humanos. A la condena también se les agregó el hecho de intentar matar a los tres amigos del joven, por privación ilegal de la libertad y por falsedad ideológica.

El Tribunal condenó además a seis policías por los delitos de encubrimiento, específicamente por haber ayudado a intentar hacer pasar el hecho como un enfrentamiento armado, por privación ilegal de la libertad y torturas a los sobrevivientes entre las que se incluían amenazas donde se hacía referencia de una manera despótica a la clase social que representaban los jóvenes: “así que sos de Varela, villero, tendrías que estar muerto como tu amigo”. A su vez, 5 oficiales fueron absueltos.

El juicio no ha abordado las responsabilidades políticas. El carácter mafioso de la policía porteña es protegido por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta. La Villa 21-24 de Barracas, en cuyos alrededores ocurrió el crimen, está azotada por la podredumbre narco. La policía es una pieza fundamental en este proceso ya que nutre sus cajas negras con fondos provenientes del narcotráfico y de las redes de trata, dos negocios que funcionan bajo el manto protector del Estado capitalista y sus políticos, fiscales y jueces.

El compromiso de Larreta con el accionar mafioso se corrobora en la campaña electoral: plantea enfrentar la inseguridad poniendo como ejemplo a su propia policía, la misma que mata para robar, que discrimina y es corrupta.