El 16 de julio, la Cámara Federal, por unanimidad, confirmó la prisión preventiva de Roberto Martino y esto deja al compañero en el penal de Marcos Paz hasta la realización de su juicio.
Fundamenta su resolución en base a un allanamiento que es una verdadera patraña, ya que fue armado para plantar pruebas falsas y que nada tiene que ver con la causa inicial que se refería a un acto contra el Estado de Israel, ocurrido a 40 kilómetros y varios días antes del allanamiento.

La resolución, sin embargo, deja sin efecto la pretensión de la querella (la Embajada de Israel) de acusar al dirigente piquetero por los delitos de prepotencia ideológica y discriminación, cargos de alto contenido político y que constituyen una amenaza potencial para todo aquel que luche contra la barbarie del Estado de Israel.

La derrota de la querella en la pretensión de condenar a Martino por estos delitos estuvo precedida por una campaña por su libertad, que recorrió movilizaciones, cortes y actos, y que tuvo su punto culminante cuando más de 15 mil personas ocuparon el Puente Pueyrredón, en ocasión del octavo aniversario del asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, y colocaron en el centro del escenario una bandera con el reclamo de su libertad.

La libertad de Martino es una bandera de todos los luchadores democráticos. Corresponde multiplicar las voces y las manos que se levanten por su libertad.