Por la mañana del miércoles 16 de febrero se dio a conocer un nuevo asesinato por parte de la Policía de la provincia de Córdoba. El hecho ocurrió anoche en barrio Parque de la Vega III, cerca de las 23:30 cuando el efectivo Franco Paglino vestido de civil acribilló a Víctor Gustavo Calderón de 13 disparos, 5 en el tórax posterior, 3 en miembro inferior, 3 en miembro posterior y 2 en tórax anterior derecho.

La versión policial habla de que la víctima estaba armada y que junto a un supuesto cómplice le quiso robar la moto en la que circulaba Paglino. También se deslizó que hubo supuesto intercambio de disparos, todo un clásico a la hora de explicar una muerte a manos de la policía.

Cabe recordar que el policía que tiró a matar ya cuenta con antecedentes de haber ultimado a balazos una persona que habría entrado a robar a una financiera en el Barrio de Nueva Córdoba.

Una de las hermanas de la víctima encontró el cuerpo tirado y tuvo que llevarlo ella al Hospital Eva Perón, en donde no pudieron salvarle la vida. Familiares contaron a Canal 12 que los policías en la escena del crimen “se reían y decían ‘uno menos’”, declaró una de las hermanas de Víctor.

“Estaba tirado en el suelo, la policía no hacía nada, se reían hasta que llegó mi hermana con el auto y lo llevaron al hospital. Se reían y decían ‘uno menos’”, expuso la mujer, dando cuenta del accionar las fuerzas de (in)seguridad.
A cargo del caso se encuentra la fiscal Liliana Copello del Distrito 4 Turno 4, la misma fiscal que cerró la causa de ‘Pimpollo’ Brian Waiman y dejó impune al policía que lo asesinó y que el año pasado tomó el caso de Emiliano Sosa, liberando al policía asesino en menos de 24 horas.

Los fusilamientos de jóvenes no son casos aislados, es el resultado de una política de Estado que tiene responsabilidades políticas, empezando por el gobernador Juan Schiaretti, en tanto máximo responsable de la Policía.

Hay que tener en cuenta que la Policía de Córdoba continúa siendo noticia por delitos de abuso sexual, robo y gatillo fácil. Se trata de una fuerza descompuesta que es una amenaza para lxs jóvenes en los barrios, lxs trabajadores y lxs luchadores. Este aparato represivo está protegido por el poder político y judicial que lo mantienen -en esencia- intacto con su accionar criminal y putrefacto. Exigimos justicia por Victor Calderón, basta de gatillo fácil, desmantelamiento de las fuerzas represivas.

 

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