Demagogia con visera

Sobre el oportunismo de Alberto Fernández al encontrarse con Brian Gallo, discriminado durante la elecciones del domingo 27.

A raíz de un serie de repudiables posteos de Facebook, donde junto a fotos del joven Brian Gallo -presidente de mesa en una escuela de Moreno durante las elecciones generales- se leían leyendas como "si votás en Moreno, no lleves cosas de valor", “votá porque te robo” o “votá y dejame el celu”, la indignación se volvió viral en las redes sociales. Los comentarios referían al hecho de que Brian, un pibe de un barrio humilde, acudió con su visera a cumplir su tarea durante el acto electoral.  


Se trata de una expresión más de la estigmatización que sufre la juventud trabajadora, la famosa “portación de cara”, que es la justificación que utilizan las fuerzas represivas para sus abusos y el gatillo fácil, la doctrina Chocobar de Bullrich y Macri. La discriminación es así promovida desde el propio Estado.


Alberto Fernández no dejó pasar la oportunidad para hacer demagogia. Twitteó que ahora, con su gobierno, “el país que se viene va a dejar atrás los prejuicios y la discriminación. Todos somos Brian”, y al día siguiente recibió al joven y a su madre, para difundir por redes sociales una foto con Brian donde el presidente electo es quien posa con la visera. “Me dijeron que juntarme con él iba a parecer oportunista. Si es una oportunidad para que dejemos de un lado nuestros prejuicios, bienvenida sea”. A confesión de parte, relevo de pruebas


El oportunismo de Fernández tiene una alta cuota de cinismo. Viene de juntar en Tucumán a los gobernadores del ajuste y la represión en la asunción de Juan Manzur, quien además de obligar a parir a las niñas abusadas es responsable político del asesinato del nene de 12 años Facundo Ferreira en marzo de 2018, y luego defendió la actuación policial al mejor estilo de lo que Macri y Bullrich hicieron con Chocobar. El acto también contó con la presencia de Alejandro “el pistolero” Granados, ex ministro de Seguridad de Scioli, con un negro prontuario al frente de la ‘maldita policía’ y del cual nos limitaremos a decir que organizó el amigable paso de mando a Cristian Ritondo para que comande la Bonaerense bajo el gobierno de Vidal.


Por otro lado, tenemos su alianza con Sergio Massa -quien presidirá la Cámara de Diputados durante el próximo gobierno después de haber sido el garante de las leyes de ajuste Macri- que tiene varios antecedentes como lobista de la mano dura. Su campaña electoral en 2015 se basó en la criminalización a los pibes, impulsando la baja en la edad de imputabilidad hasta los 14 años y la militarización de los barrios. Recordemos que es un discípulo de Rudolph Giuliani, el ex alcance ‘tolerancia cero’ de Nueva York y actual hombre de Trump. Agreguemos de paso que la intendenta massista de San Miguel del Monte, Sandra Mayol, se jugó a encubrir la trama de la masacre policial contra los cuatro jóvenes y adolescentes.


Para finalizar, recordemos que el mejor posicionado para ocupar el cargo en la Cancillería es Felipe Solá, responsable del fusilamiento policial de los jóvenes piqueteros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, y que ese mismo día felicitó personalmente al comisario a cargo del operativo. Este elenco de gobierno poco tiene para ofrecer a la juventud que sufre la estigmatización y la criminalización por parte del Estado.


Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga -el joven de La Matanza desaparecido en el 2009 tras negarse a robar para la policía- twitteó al respecto: “Hechos, más que fotos, @alferdez. Fernando Espinoza, responsable político de la muerte y desaparición de mi hermano Luciano, volvió a (la intendencia de) La Matanza. Eso se llama IMPUNIDAD”. Es que la política represiva está lejos de ser exclusiva de Macri y Bullrich, como relevan los informes de Correpi donde se constatan 994 muertos por las fuerzas represivas durante el gobierno de Néstor Kirchner y 2.664 bajo los mandatos de Cristina Fernández.


El llamado de Alberto Fernández a despejar las calles, cuando miles de trabajadores se movilizaban contra el mazazo de la devaluación y el récord inflacionario, anticipa una línea de mano dura contra los piquetes y luchas obreras (como agita Hebe de Bonafini pidiendo la detención de los dirigentes de la izquierda). Es por ese motivo que se rodea de un equipo de represores con experiencia. Más que con visera, Fernández gobernará con los de gorra azul.