Libertades democráticas
25/1/2007|979
“Detenido por ser pobre”
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Mi nombre es Roberto Canteros, tengo 32 años, soy padre de cinco hijos, de entre 13 a un año.
Trabajaba como tapicero en una fábrica de livings, en Lomas de Zamora.
Me encuentro detenido en el Penal de Ezeiza, desde el 1° de noviembre de 2005 por los hechos ocurridos en Haedo.
Aún no puedo creer lo que me pasó ese día. Soy un hombre humilde, trabajador, que iba a ganarme los 20 pesos que cobraba por día para sostener a mi familia.
En la Estación de Haedo hacía combinación para tomar el ramal que va a Temperley. Ese día todo fue un caos… gente que corría, policías que reprimían; no podía volverme. Debía llegar sí o sí a mi trabajo por la necesidad de los 20 pesos diarios. Así que me quedé esperando que todo se calmara y que los trenes volvieran a andar. Y es así que esperando, al costado de la estación, me detuvieron.
Primero se me acercaron dos policías para decirme que debía salir de testigo, a lo cual yo me negué porque quería llegar lo más rápido posible a mi trabajo. Entonces, uno de los policías comenzó a insultarme y a empujarme. Yo no le contestaba nada, me estaba asustando, se acercaron unos periodistas y la policía les dice que me detenían porque me encontraron un arma.
Yo, mientras tanto, estaba tirado en el piso, boca abajo con la rodilla de uno de los policías en mi espalda. Yo no podía creer lo que escuchaba. ¿Un arma, yo? Si no me había movido del lugar esperando el tren…
Y así fue. Me acusan de portación de arma, según ellos ¡una 9 mm.! de una mujer policía que se encontraba en el lugar. Yo jamás vi a la policía ni al arma. Cuando declaré, no me la mostraron. Tampoco a mis abogados, nunca se hizo una pericia.
Entonces, aquí estoy en un Penal. No sufro por mí, sino por mis hijos y mi amada esposa, María, que hoy se está haciendo cargo de todo con un valor y una fortaleza que yo desconocía.
Yo le pido a la Justicia que vuelva a investigar mi causa. Salieron los otros seis detenidos porque no encontraron pruebas, pero a mí me dejaron adentro (sin prueba alguna). Todos somos inocentes y el único culpable a quien nadie juzga es la empresa TBA.
Para poder demostrar mi inocencia, necesito de todas aquellas personas que se solidarizan con mi familia y conmigo.
El TBA sigue haciendo viajar a la gente como ganado, mientras yo estoy aquí detenido por ser pobre y no tener recursos para defenderme de tanta injusticia. Pido también a los medios para que publiquen esta carta mía, reclamando justicia y mi libertad, porque repito: soy inocente.
¿Por qué la Justicia no va a preguntar por mí a mi patrón que sigue guardándome el trabajo?
Gracias a quienes ayuden a mí y a mi familia.