El espionaje del gobierno apunta en particular contra organizaciones de "grupos sociales vulnerables"

Los responsables de un ajuste criminal usan la Side contra los más pobres y los sectores en lucha.

El asesor presidencial Santiago Caputo, junto a Javier Milei

Como parte del Plan de Inteligencia Nacional (PIN), algunos de cuyos lineamientos fueron revelados este domingo 25 por el diario La Nación, la Secretaría de Inteligencia del Estado (Side) emitió en el mes de enero una instrucción a sus espías para que lleven a cabo una identificación y monitoreo de “grupos sociales vulnerables” y “actores no estatales” que pudieran aprovechar la “creciente polarización política para expandir su influencia”. Esta orden es un llamado al espionaje de las organizaciones sociales que luchan contra el hambre y de las propias franjas más explotadas de la población, que se ven afectadas por las brutales políticas de ajuste del gobierno de Milei.

El periodista Hugo Alconada Mon, quien fue amenazado y víctima de intentos de hackeo de su celular y maniobras tendientes a difamarlo tras sus revelaciones del domingo pasado, señala en su nuevo artículo de este martes 27: “la Side ordenó recopilar datos sobre todos aquellos ‘actores locales’ que puedan representar un riesgo para el orden constitucional y la gobernabilidad, como así también determinar las eventuales ‘dinámicas’ de ‘radicalización’ de ‘grupos sociales vulnerables’ a los que tampoco identificó. ¿Se refiere a grupos piqueteros, movimientos sociales o, incluso, comederos populares?” (La Nación.com).

El Plan de Inteligencia Nacional, que lleva la firma del director general de Operaciones de ese organismo, Diego Kravetz, y cuyo contenido no fue negado por el gobierno, instruye a los espías a recabar información sobre “actores” que erosionen la confianza en los funcionarios y las “políticas económicas” del gobierno. Con esta formulación, se abre la puerta al espionaje de periodistas y de cualquier opositor al gobierno.

Cuestionando este plan, el dirigente del Partido Obrero y legislador porteño, Gabriel Solano, señaló en su cuenta de X que “el avance en establecer un régimen totalitario se combina con la persecución a los medios de prensa, la aplicación de un protocolo represivo claramente inconstitucional y la prohibición por decreto del derecho a huelga. Se comprueba lo que venimos denunciando: no son libertarios, son fachos”.

El documento de la secretaría que dirige Sergio Neiffert, y que está bajo la órbita de Santiago Caputo, el principal asesor presidencial, sitúa a Estados Unidos e Israel como aliados estratégicos, y, en cambio, promueve la vigilancia de “actores estatales y no estatales extranjeros” que pudieran impulsar acciones para interferir en la Argentina. Traslada al terreno sórdido del espionaje el alineamiento internacional con el sionismo y el imperialismo.

A la par que entrega el país en bandeja a los grandes grupos empresarios nativos y extranjeros y que hambrea al pueblo trabajador, el gobierno vigila y reprime, porque sabe que las consecuencias sociales de su plan económico son potencialmente explosivas.

Las nuevas revelaciones sobre la persecución oficial refuerzan las razones para luchar contra un gobierno enemigo de las libertades democráticas e incompatible con las necesidades más elementales de las masas. Fuera Milei.

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