El subalférez Emmanuel Echazú, con el apoyo de la Gendarmería Nacional Argentina, solicitó ser querellante en la causa por el corte de la ruta 40 cuyo saldo fue la desaparición de Santiago Maldonado.

 

Echazú es uno de los gendarmes que se encuentra bajo la lupa en la investigación por la desaparición de Maldonado, ya que fue uno de los persiguió a los mapuche y a Maldonado hasta la orilla del río Chubut. Asegura haber recibido un piedrazo en el rostro que le causó una doble fractura del maxilar.

 

En su declaración testimonial, el subalférez –que puede verse en fotografías publicadas en la prensa volviendo del rio cargando una escopeta y con la cara ensangrentada– dijo que la lesión se produjo por un piedrazo que recibió a la vera de la ruta, antes de ingresar a la Puf Lof en Resistencia Cushamen. A pesar de ello, las declaraciones que obran en el expediente judicial encuentran contradicciones, por lo cual la fiscal Ávila requirió al Cuerpo Médico Forense que estudie las lesiones de Echazú para poder determinar su origen.

 

A pesar de ello, el escrito presentado por Gendarmería ahonda aún más en el cinismo y la maniobra cuando acusa por ese hecho, con nombre y apellido, a Matías Santana, el mapuche que declaró en la causa que a Santiago Maldonado se lo llevó la Gendarmería. Santana fue hostigado desde que prestó declaración.

 

Esta maniobra de la Gendarmería Nacional tiene como único objetivo desviar el eje de investigación e intentar posicionarse como una víctima, siendo que es la responsable del destino de Santiago Maldonado y de la violenta represión que sufre sistemáticamente la comunidad mapuche en Esquel. La Gendarmería no debe ser admitida como querellante, rol reservado para las víctimas. ¿El colmo? El cuestionado juez Guido Otranto será quien deberá resolver esta petición porque la causa por el corte de ruta sigue en sus manos.

 

Mientras tanto, nos seguimos preguntando: ¿dónde está Santiago Maldonado?

 

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