El operativo político y mediático para encubrir el crimen de Facundo Molares

Concentración frente al Obelisco (foto: Fede Imas)

Tras el asesinato de Facundo Molares durante la represión de un acto político en el Obelisco por parte de la Policía de la Ciudad, el gobierno porteño se apresuró a montar una versión falsa de los hechos.

En un texto difundido por la red social X (la ex Twitter), el jefe de gobierno y precandidato presidencial de Juntos por el Cambio, Horacio Rodríguez Larreta, sostuvo que “hoy en el marco de una manifestación con incidentes, falleció luego de una descompensación Facundo Molares”, y acto seguido reivindicó el accionar de la Policía, “que actuó con profesionalismo conteniendo los hechos de violencia”. Este es el guion que siguieron los grandes medios de comunicación.

Primero: Molares, militante del Movimiento Rebelión Popular, no falleció “en el marco de una manifestación con incidentes”, sino de una represión de la Policía de la Ciudad, que avanzó contra manifestantes que realizaban un acto político por el voto en blanco, sin siquiera cortar la calle.

Segundo: Molares no murió fortuitamente, sino como producto de esa represión. La fotoperiodista Susi Maresca, presente en el lugar, denuncia que a Molares “lo tiran contra el piso” y, un poco después, “cuando lo veo a Facundo estaba todo morado. Les empiezo a gritar (a los policías) que estaba morado, que lo dieron vuelta; tardaron un rato, lo dieron vuelta, para mí ya ahí había fallecido, le había agarrado un infarto porque tenía los ojos hacia afuera reventados. Y tardaron como diez minutos porque nadie sabía hacerle el auxilio. Empezamos a gritar que llamaran a una ambulancia hasta que vino una de las policías y le empezó a hacer la asistencia. La ambulancia tardó entre 25 minutos y media hora”. Maresca afirma también que escuchó a uno de los detenidos gritar a la policía: “Me estás ahogando, me estás ahogando”, lo que indica la brutalidad del procedimiento.

Testimonios similares dieron manifestantes presentes.

“Si Facundo no hubiese sido detenido, golpeado, maniatado, hoy estaría con nosotros. Facundo no falleció por una descompensación, fue asesinado por la policía porteña”, denunció esta mañana desde el Obelisco Gabriel Solano, quien como presidente de la Comisión contra la Violencia Institucional de la Legislatura Porteña, presentó un pedido de interpelación del ministro de seguridad de la Ciudad, Eugenio Burzaco.

La represión en el Obelisco cerró la grieta en el PRO. Patricia Bullrich, rival de Larreta en las internas del próximo domingo, protagonista junto al jefe de gobierno de una virulenta disputa, fue categórica: “en esto estoy al lado de él”.

El ministro de Economía y precandidato de Unión por la Patria se ubicó en la misma sintonía que Larreta, al referirse en una conferencia de prensa a “un incidente en el Obelisco con un muerto”, mezclándolo con un corte de vías en el ferrocarril y la muerte de un médico en un episodio de inseguridad, una confusa ensalada que esconde la represión.

La candidata a vicepresidenta de La Libertad Avanza, Victoria Villarruel, bordeó la celebración del crimen, al recordar el pasado de Facundo como militante de las Farc colombianas y afirmar que “gozaba de su impunidad cuando en una protesta en el centro se descompensó y falleció”.

El crimen de Molares viene precedido de una campaña derechista en que los candidatos compitieron por ver quién se mostraba más duro contra la protesta social.

Larreta y su ministro Eugenio Burzaco son responsables políticos del crimen. El régimen político en su conjunto es responsable de una represión y criminalización creciente, de Santa Cruz a Jujuy, con la que se busca disciplinar a un pueblo que no aguanta más la pobreza, la inflación y la opresión.

Justicia por Facundo Molares.

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