El sub-comisario Patti: El derecho a la tortura

La detención del subcomisario Luis A. Patti —acusado de torturar a dos detenidos en la comisaría de Pilar— dio lugar a una violenta campaña política en favor de este jefe policial y de sus métodos represivos velatorios de los derechos individuales.

Hasta el propio presidente de la Nación, Carlos Menem, partidario de la pena de muerte, salió al ruedo a defender la velación de la ley y el derecho, con el previsible argumento de que Patti “hace todo bien porque limpia el Gran Buenos Aires”… a punta de picana.

El diputado Varela Cid, otro partearlo de la pena de muerte, dijo por TV que “la policía no puede combatir al crimen sin una cuota de tortura”. Se deduce de aquí que tampoco sería posible defender a los torturadores sin “una cuota “de indulto.

Con estas declaraciones sobre la mesa, sólo sorprende que a nadie se le haya ocurrido reclamar el juicio político de Menem y de Varela Cid, por inocultable violación de los deberes del funcionario público.

Varios ex-intendentes de la dictadura —nucleados ahora en la Unión Vecinal de Pilar y en la Fuerza Vecinal de San Isidro— se movilizaron para exigir la libertad de Patti. En la celda, el detenido recibió más de 400 visitas, algunas “famosas”, como la del comisario Re, de conocida intervención en La Tablada, y la del Jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, que durante varios días se negó a cumplir la orden de detención del subcomisario ordenada por el juez.

¿Quién es el hombre por el que tanto se preocupan Menem, Varela Cid y los ex-intendentes de la dictadura?

No es la primera vez que el ahora subcomisario de Pilar está acusado de violaciones a los derechos humanos. Según informó el centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Patti está señalado como uno de los responsables del asesinato de los dirigentes peronistas Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereira Rossi. Este asesinato—un verdadero fusilamiento, según las crónicas periodísticas— causó gran conmoción popular y masivas marchas de repudio porque Pereira Rossi y Cambiasso fueron secuestrados y asesinados en mayo de 1983, en pleno desarrollo de la campaña electoral que llevó a Alfonsín a la presidencia. Cambiasso participaba activamente de esa campaña electoral como dirigente de Intransigencia y Movilización Peronista, línea interna del PJ. “ El asesinato de Cambiasso y Pereira Rossi —señalábamos entonces en Prensa Obrera— es la señal de que los grupos de tareas paramilitares y parapoliciales no van a Jubilarse después de las elecciones”. Patti fue sobreseído en esta causa, según el CELS, por “falta de testigos”.

El subcomisario Patti también está acusado de ser el responsable, en tiempos de la dictadura videliana, del secuestro y asesinato del delegado gráfico de la planta Garín de Editorial Atlántida, Santiago Ryan. El movimiento sindical de la Zona Norte del Gran Buenos Aires lo considera un esbirro de las grandes patronales de la zona.

Patti es un hombre que ha estado en la primera línea de fuego de la “guerra sucia” que la dictadura videlista desató contra los trabajadores y el pueblo. Su “prontuario” explica la rápida movilización de Menem, Varela Cid y de los exintendentes “procesistas”. Este torturador de dos rateros engloba a los responsables de la desaparición y el asesinato de miles de trabajadores y jóvenes. El viejo torturador vuelve a las torturas, nunca las dejó de lado. Con Patti lo que está en el banquillo es la continuidad y la impunidad del aparato represivo de la dictadura.

Es por esto que rápidamente se ha puesto en marcha un operativo político para liberarlo encabezado por el propio presidente, algo natural ya que es el riojano quien indultó a los pocos torturadores que quedaban presos y se apresta ahora a amnistiar a los ex-comandantes.

Más que nunca, hay que luchar por el juicio y castigo a todos los responsables del genocidio y por el desmantelamiento del aparato represivo de la dictadura, hoy travestido de “constitucional”.