El tiroteo narco en Florencio Varela desnuda la connivencia de la policía

Remoción de la cúpula policial de Florencio Varela. Fuera Berni.

En la noche de este miércoles 11, Florencio Varela, localidad situada al sur del conurbano bonaerense, vivió un sangriento episodio. Tres personas perdieron la vida y dos resultaron heridas de bala en un tiroteo entre bandas narco. El trasfondo fue una disputa por copar un territorio estratégico donde, denuncian los vecinos, hasta se forman filas por la noche para comprar drogas. A la vez, señalan la evidente responsabilidad de la policía, que no solo permite que el narcotráfico comercialice a la vista de todos, sino que cobra su tajada de las distintas facciones para garantizarles ese grado de impunidad.

Todo comenzó cerca de las ocho de la noche. En el puente amarillo de la calle Ciudadela, sobre el arroyo Las Conchitas, es habitual ver movimiento de gente: ese es el punto de encuentro entre narcotraficantes y consumidores. El puente interconecta dos barrios en los que operan redes de narcotráfico, y, como se puede ver, están enfrentadas. El tiroteo duró varios minutos, y hubo alrededor de 50 disparos.

Entre las víctimas fatales hay solo uno que estaría implicado. Este perdió la vida sobre el puente amarillo, y se encontraron envoltorios de paco listos para la comercialización alrededor de su cuerpos tendido. Es la misma situación de otro hombre que murió a unos pocos metros, pero que fue utilizado de escudo humano por los traficantes. La tercera víctima es una joven de tan solo 18 años que estaba en la calle y recibió un impacto de bala en la cabeza. A su vez hay dos heridos, uno de gravedad. Hablamos de un hombre que fue alcanzado en el pecho por una munición, y un niño de tan solo 12 años que recibió un balazo en el hombro, al parecer, fuera de peligro.

Por las noches, la venta de narcóticos se repite a la vista de los transeúntes en el puente, aunque la policía pareciera hacer esfuerzos por “mirar para otro lado”. Las balaceras tampoco son algo novedoso. Según relataron los vecinos después del episodio, tras haber recambios en la cúpula policial de la comisaría 4ta de Florencio Varela se agudizaron las tensiones por el control del territorio. Ahora se hace innegable que los efectivos de la bonaerense de la seccional están implicados, y le allanan la zona al crimen organizado, como mínimo. Otro de los elementos que levanta sospechas en este sentido es que absolutamente todos los casquillos encontrados en el lugar son de pistolas 9 milímetros, el calibre de las reglamentarias de la policía.

Lejos de cualquier especulación, la palabra de los vecinos constituye un testimonio fundamental. El manejo de cajas negras es una realidad entre las fuerzas policiales. Las mismas se componen de la recaudación de diferentes coimas y tajadas del delito organizado para “dejarlos hacer”, o, en muchos casos, llega a haber hasta una participación directa de los agentes. Así lo evidenció el tiroteo entre federales y bonaerenses en 2019 en Avellaneda. Es por ello que el accionar de las redes de narcotráfico, de la trata de personas, los robos y el delito en un espectro más amplio es indisociable de la complicidad política, policial y judicial. De hecho, ahora salió a la luz que había pedidos hace mínimo seis meses (el último fue el pasado 28 de julio) de allanar esta seccional por las sospechas de los vínculos con las redes delictivas.

El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, salió rápidamente a despegarse haciendo demagogia para la tribuna. Hasta dijo que “en los años que lleva en Seguridad, metió presos a los narcos más buscados y a los delincuentes más peligrosos”. Así, intervino finalmente la comisaría, luego de medio año de garantías a los negocios compartidos entre los agentes y los narcos, y montó su show diciendo que “no le importaría meter preso a un policía de ser necesario”. Le apuntó también a la justicia, como ya es habitual. Pero lo que Berni omite es que si se trata de encarcelar por la connivencia policial con el narcotráfico, hay que abrirle pabellones enteros a toda la policía, a jueces, a fiscales pero también a los distintos funcionarios del poder político. Incluido él mismo, que es el que lidera esta fuerza adicta al gatillo fácil claramente responsable de regentear y organizar el delito en el conurbano bonaerense.

Reclamamos entonces el inmediato esclarecimiento del caso por parte de una comisión independiente, para dilucidar todas las responsabilidades políticas, judiciales y policiales. Volvemos a decir, una vez más, fuera Berni. Que se abran los libros de la comisaría 4ta de Florencio Varela y que la cúpula policial sea removida sin que pase un segundo más.

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