Libertades democráticas
4/7/1996|501
En Cutral Co, las masas convierten a la ‘coacción agravada’ y a la ‘sedición’ en derecho constitucional ‘de petición’
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La jueza tomó el megáfono y amenazó: “Si no despejan ya mismo la ruta están cometiendo el delito de sedición”. Subida a una camioneta, con una campera ‘proletaria’, a tono con el espeso frío climático y la calentura reinante, la doctora no se anduvo con rodeos. A su alrededor, cientos de gendarmes, escopeta en mano, esperaban su señal para atacar.
La gente fue respetuosa. Nadie insultó a la jueza, ni la empujó siquiera. Los miles de trabajadores de Cutral Co y Huincul, organizados en sus “piquetes”, optaron por contestarle con un indescriptible silencio de desdén y desprecio.
Al ver que su orden no era acatada, la jueza cambió de rumbo: “¿No ven que éste no es un problema que se arregle así?; esto tienen que hablarlo con el gobernador”. Para qué lo habrá dicho. Si a su orden no le hicieron caso, al escuchar la mágica palabra “Sapag”, la muchedumbre se salió de la vaina. Insultos, gritos, rechazos.
Conclusión: ante su estrepitoso fracaso, la jueza se declaró “incompetente”. Nunca sabremos si se trató de una reflexión política o de un problema procesal.
Hasta aquí los hechos.
Pero veamos el problema de fondo. En esa misma provincia, con la misma justicia y ese mismo Sapag, se acusa al compañero Panario de “coacción agravada” por participar de una manifestación de características similares a las de Cutral Co y Huincul.
¿Cuál es la diferencia? Los cientos de desocupados en Neuquén fueron dispersados en una represión, encarcelados y perseguidos. Los miserables cobardes del centroizquierda y demás ‘demócratas’ salieron —una vez que fue sofocada la manifestación— a condenar a Panario por ‘ultra’ y por “atacar a la democracia”. ¡‘Coacción agravada’!, dijeron a coro, con gesto de “hombres de ley”.
Los miles de desocupados de Cutral Co, siguiendo el camino y el ejemplo trazado por la Coordinadora de Desocupados, se organizaron en piquetes (es decir, subieron un escalón más, todavía) y pudieron rechazar la represión, sabiendo además —por el caso Panario— la que les esperaba si eran derrotados.
¿Y ahora, señores “demócratas”, qué van a decir ustedes? ¿Cómo explican lo de Cutral Co, donde miles de personas no sólo se enfrentaron a la jueza y a la gendarmería, sino que armaron piquetes y cortaron rutas? ¿Qué es esto, según vuestro criterio, sino “recontra-triple coacción recontra-agravada”?
Pero como la matemática de la lucha de clases es superior, en magia y poesía, a la de las ciencias exactas, una “coacción agravada” multiplicada por miles y triunfantes nos ha dado como resultado una “declaración de incompetencia”. Más de dos defectos se han convertido en una virtud.
De donde se desprende que tanto en el caso Panario como en Cutral Co, no hubo ni coacción ni tentativa de coacción. Hubo derecho constitucional de peticionar a las autoridades y punto.