Espionaje chileno-argentino en la causa Maldonado

Se revela un Plan Cóndor reeditado.

El martes 7, Sergio Maldonado declaró en la causa que inició por el espionaje ilegal que sufrió junto con su familia y entorno durante la investigación por el paradero de su hermano Santiago.


En su declaración, Sergio Maldonado relató del modo en que fueron víctimas de un operativo de espionaje y persecución que implicó desde la persecución por parte de Gendarmes hasta grabaciones de sus conversaciones en lugares públicos.


A su vez, en la causa se han presentado documentos que dan cuenta de un operativo de espionaje ilegal que implica al Estado argentino y al chileno, en el cual se produjo “intercambio de blancos de investigaciones en común vinculados al conflicto mapuche y subversivo”, “intercambio de sujetos con órdenes pendientes en ambos países, relativos al conflicto mapuche y subversivo”, y un intercambio permanente de “cooperación y asesoría sobre la violencia rural, conflicto mapuche y subversivo” (Página/12, 7/5). Estos informes salieron a la superficie en una investigación judicial que se desarrolla en Chile por la producción de pruebas falsas contra dirigentes mapuches en el operativo de inteligencia conocido como “Operación Huracán”. Por el escándalo que desataron estas revelaciones, han desplazado a jefes de Carabineros y hay altos funcionarios presos.


Chats, documentos, listados, datos, fotos e informes que fueron presentados en el expediente por los abogados querellantes demuestran que la fuerza que debía ser investigada, Gendarmería Nacional, en realidad, se ocupaba de espiar ilegalmente a las víctimas y que, bajo el comando de Patricia Bullrich, perseguían a la familia de Santiago Maldonado y a “argentinos vinculados a la causa mapuche”.


En agosto de 2017, días después de su desaparición, Santiago Maldonado fue considerado “blanco” por la inteligencia de ambos países por “posible miembro de la RAM”. Carabineros y Gendarmería Nacional argentina coordinaron acciones de espionaje e inteligencia sobre él y su familia. La operación fue autorizada por Bullrich para, explícitamente, “la producción de información” (espionaje), que nuestra ley en la materia prohíbe. Participaron el director de Inteligencia Criminal y el jefe del Centro de Análisis de Inteligencia, ambos de GNA. El nexo de Gendarmería con Carabineros –la policía chilena– era Patricio Marín Lazo, hoy preso por la causa Operación Huracán.


En estas tareas de espionaje se obtuvieron llamadas del teléfono de Santiago Maldonado, su ubicación geográfica y se intervino el teléfono de Germán Maldonado. Todo ello con un software de Carabineros conocido como Antorcha.


Diferentes mensajes dan cuenta del seguimiento sistemático de Patricia Bullrich durante el mes de agosto y septiembre de 2017 de la información que volcaban estas tareas espionaje: Bullrich solicitaba personalmente la información del teléfono de Santiago y de su hermano y enviaba al sur de Chile a estos altos funcionarios de Gendarmería para acceder a la información sin que quedara registrado el pedido a Lazo.


Se sospecha que Carabineros realizó el pedido de Bullrich en el marco de otro operativo, conocido como “Operativo Andes” y por el cual Carabineros investigaba a los mapuche por supuesto tráfico de armas entre Argentina y Chile. El Operativo Andes es investigado actualmente en Chile porque allí también se habría utilizado el software Antorcha para implantar mensajes truchos.


La asociación de Bullrich con estas tareas de espionaje y la recepción de información desde Chile dataría desde enero de 2017. La coordinación entre ambos Estados en la persecución a los mapuche, simpatizantes, activistas y quienes impulsen cualquier reclamo que afecte los intereses de los monopolios instalados en la Patagonia, queda cada vez más probada.


En el marco de esta coordinación represiva, Facundo Jones Huala fue apresado por segunda vez tras una reunión entre Michelle Bachelet y Mauricio Macri, quien meses después firmó la extradición. De uno y otro lado de la cordillera se utilizan los mismos métodos: detenciones ilegales, interrogatorios con tortura, persecución, espionaje, falsificación y ocultamiento de pruebas. Un plan represivo para terminar con el reclamo mapuche y entregar los recursos minerales y gasíferos a los pulpos internacionales.


Un plan represivo que terminó con la muerte de Santiago Maldonado y cuyo paralelismo con el Plan Cóndor es inevitable.