Recientemente los periodistas Fernández Acosta y Julieta González fueron víctimas de un nuevo ataque por parte del gobierno de Insfrán. El hecho fue en las puertas mismas del Concejo Deliberante al finalizar una sesión, por parte de una patota que responde al concejal Hugo García, cuando este salía del edificio y los periodistas intentaban hacerles preguntas. En lugar de respuestas hubo golpes, tirones de pelos y rotura de sus celulares, un hecho totalmente repudiable. Pero los hechos no terminaron ahí, cuando los periodistas fueron a radicar la denuncia en la comisaría la violencia continuó, pero esta vez por parte de la policía que nos les permitían ingresar a la propia comisaría.

Días antes, estos mismos trabajadores de prensa recibían empujones e intimidaciones cuando fueron a cubrir un acto gubernamental en una escuela por parte de un grupo parapolicial a cargo de un histórico dirigente del PJ. Todo sucedió delante de la propia nariz del jefe de la policía, el comisario Arroyo, quien era controlado por el dirigente pejotista según los denunciantes. La policía y la justicia son un bastión de este gobierno, el propio Arroyo aparece en el pasado, cuando tenía bajo su control el departamento de investigación, involucrado en la denuncia por el caso de espionajes a dirigentes políticos y sociales en la provincia, hecho que nunca se investigó.

Esta violencia ejercida, ya sea por grupos parapoliciales, patotas y la propia policía, demuestra que no se trata de acciones desmedidas de unos cuantos sino de todo un régimen que ha hecho de esto un método de gobierno.

Por otro lado, estos ataques por parte del gobierno se dan en el marco del agravamiento de la situación económica y social en el país y la provincia: una inflación incontrolable que ya se proyecta para un 80% anual, y al que hay que hacerle frente en la provincia con los salarios más bajos del país; con un enorme déficit laboral, habitacional y sanitario e incluso alimentario. El gobierno de Insfrán está dispuesto a relucir su aspecto más fascista: la represión, la persecución y el desconocimiento de las libertades democráticas, todo para hacer pasar el ajuste sobre la población trabajadora y seguir sosteniéndose en el poder como lo viene haciendo por casi 30 años.

Sobre esto hechos, los diputados de la oposición, radicales, bogadistas y del Pro han mostrado su indignación, pero no es más que una exposición oportunista y demagógica ya que en las provincias donde gobiernan utilizan los mismos métodos que Insfrán. Como Morales en Jujuy o Larreta en CABA, donde persiguen, reprimen y encarcelan a luchadores sociales y pretenden así ocultar sus responsabilidades en la crisis y garantizar el pacto con el FMI.

Desde el Partido Obrero sostenemos que, para terminar con los ataques hacia los trabajadores, frenar los atropellos y defender las libertades democráticas es necesario poner en pie una organización que sea totalmente independiente de los que nos gobiernan y de los que nos gobernaron en el pasado. Las luchas por las libertades deben ir de la mano de la lucha por el trabajo y por el salario y para tirar abajo el pacto con el FMI. Para ello estamos reclamando a las centrales obreras un congreso de los trabajadores que, en unidad con las organizaciones de desocupados, podamos discutir un plan de lucha, comenzando con un paro nacional para enfrentar el ajuste y a la crisis que atravesamos los trabajadores. En esa tarea estamos y abrimos la deliberación con las y los trabajadores y juventudes.

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