Libertades democráticas
30/4/2014|1312
Fusilamiento en Wilde
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La Bonerense de Scioli y Granados en acción
El fusilamiento de Javier Gallardo en su casa en Wilde, a manos de una banda de ladrones amparada por la Comisaría 5ª de Avellaneda, es una muestra más de la podredumbre de la Bonaerense. Los vecinos, al ver un Volkswagen Bora que había sido visto durante robos a otras casas, llamaron al 911. El patrullero que se hizo presente no intervino, y ni siquiera registró la patente del coche en el que llegaron los delincuentes que fusilaron a Javier Gallardo mientras robaban su casa.
La reacción inmediata de la familia fue denunciar la inacción policial. Los vecinos se movilizaron masivamente a la comisaría. Los compañeros de estudios de Javier del Joaquín V. González cortaron las calles e hicieron una marcha de antorchas reclamando justicia. La movilización dio lugar a la separación de los agentes, al cambio de autoridades de la comisaría y la apertura de un sumario en Asuntos Internos. El ministro Granados se apuró a tomar estas medidas y minimizó el hecho. “Quedé disconforme con lo que pasó. Fue un error nuestro” declaró el ministro frente a una acción que evidencia la existencia de las zonas liberadas.
El fusilamiento de Javier muestra una vez más que colocar la seguridad de los trabajadores en manos de las podridas fuerzas de seguridad enlazadas con el crimen organizado es dejarnos a la merced de las bandas de asesinos. La salida que impulsa el gobierno, sin embargo, es el reforzamiento de la Bonaerense: 600 millones de pesos presupuesto extra; la incorporación de 1.200 penitenciarios y reiterados en estos días a la fuerza. Se le suma la Ley de Policía Comunal que transan en la Legislatura sciolistas, “progres” como Saín y el massismo. Las diferencias que demoran el trámite de esta ley en las comisiones están referidas a la financiación. Todos acuerdan con dejar en pie a la Bonaerense actual y complementarla con pequeñas “bonaerenses” al mando de los barones del conurbano. Un despropósito.
Rechazamos la “emergencia” de Scioli al servicio de la Bonaerense y el proyecto de policías comunales. Levantamos un programa de emergencia en defensa de la población: control de los libros de guardia de las comisaría por asambleas de vecinos; disolución de la podrida policía bonaerense; cárcel a todos los oficiales responsables de organizar la connivencia con el delito; organización de una fuerza de seguridad bajo control de los vecinos y las organizaciones de derechos humanos; elección popular de comisarios y jueces.