Gran Festival por juicio y castigo y la libertad a Panario

Desde el 27 de noviembre se reabrió la causa por el asesinato de Pablo Ramírez, muerto a manos de la policía de gatillo fácil. En el primer juicio, del año anterior, la ‘justicia’ dejó libre al policía Epulef, gracias al ‘beneficio de la duda’.


Este hecho se suma al juicio por el asesinato del soldado Omar Carrasco, que evidencia el régimen cuartelero de represión y la cadena de encubrimientos desde los altos mandos militares hasta Menem. Así también, el asesinato reciente de Claudio Painefil, bajo la responsabilidad del juez Geloni, juez de la dictadura militar; junto con la feroz represión a los desocupados, el 2 de octubre en casa de gobierno y la posterior persecución y detención de los dirigentes de la Coordinadora de Desocupados.


Bajo este ambiente, y con la idea de que ante estos hechos hay que contraponer la movilización del conjunto de la juventud y los trabajadores para obtener el juicio y castigo, la UJS, junto con el centro de estudiantes del Colegio San Martín, convocó para el 1º de diciembre a un Festival contra la represión y la impunidad, en defensa de la educación pública, gratuita y laica, por el juicio y castigo a los asesinos de Carrasco, Ramirez, Puelpan, Painefil, y otros. Por el cese de las persecuciones políticas a los dirigentes de la Coordinadora  de Desocupados y los partidos de izquieda y por la libertas de H. Panario.


El Festival se realizó al aire libre, en el centro de Neuquén, adonde confluyeron más de 500 personas entre estudiantes y jóvenes de los barrios, tocando siete bandas. Hecho importante es que el Festival se convocó expresamente como un acto político de la juventud contra toda una corriente de pensamiento que planteaba lo contrario, aspecto que quedó ampliamente superado en el transcurso del recital, ya que se planificaron numerosas intervenciones que contaron con el apoyo de todos los presentes. Entre las personas que hablaron estuvieron Héctor Ramírez (padre de Pablo Ramírez); Blanca Barrera, compañera de Horacio Panario (quien envió un saludo al Festival desde Zapala, donde está detenido), y los delegados de la Coordinadora de Desocupados, quienes fueron luego de su intervención, unos de las más apoyados. Esto fue un triunfo político sobre las demás corrientes de izquierda, ya que a casi dos meses de los hechos ocurridos en casa de gobierno, la totalidad de los jóvenes que concurrieron dieron su apoyo a la Coordinadora, fortaleciéndola públicamente. Este es un hecho decisivo, ya que las corrientes morenistas no han realizado ninguna actividad que fortalezca o impulse la lucha de los desocupados, ya sea apoyando la olla popular en los barrios o haciendo firmar los petitorios que la Coordinadora realizó para reconstruirse luego de la represión. Ejemplo de esto es que en la marcha que se realizó por el cambio de carátula de la causa de Horacio Panario se le negó el micrófono a la Coordinadora e, inclusive, a instancias de la preparación del Festival, los mismos plantearon la ilegitimidad de esta Coordinadora.


El Festival es un paso adelante en la lucha contra la represión y la impunidad y fue muy importante el trabajo realizado por la UJS, que congregó en su realización a un sector de estudiantes secundarios. Este es el camino de la organización de la lucha que hay que continuar.