Libertades democráticas
6/10/2016
Juicio ABO III: entre el encubrimiento y los reconocimientos
Seguir
abogada querellante de Elia Espen
El tercer juicio por los crímenes cometidos por la dictadura en los campos de concentración Atlético-Banco-Olimpo (ABO) viene caracterizándose por el denodado esfuerzo del tribunal por proteger a los milicos genocidas.
Recuérdese que en la primera audiencia del juicio, los jueces impidieron que los fotógrafos de los medios de comunicación retrataran a los acusados, aduciendo que podrían afectarse los reconocimientos que a futuro hicieran los testigos dentro de la sala de audiencia.
Pocos días después, durante la jornada del 5 de octubre, pocas horas antes del inicio de la audiencia, el tribunal notificó a la fiscalía que autoriza a los genocidas de no asistir al juicio y ordena a las partes solicitar “con anticipación” la presencia de los imputados.
Tanto la fiscalía como Apel –que interviene en representación de la Madre de Plaza de Mayo, Elia Espen– fuimos categóricos a la hora de marcar la arbitrariedad del Tribunal Oral Federal N° 2, dejando al descubierto que, entre la resolución que cuidaba a los genocidas de ser fotografiados por la prensa y este nuevo dictamen, había una contradicción flagrante, ya que no se les permitía ahora a las partes realizar el reconocimiento en el momento de la audiencia.
El tribunal rechazó el planteo de la mano de una chicana procesal: sostuvo que el reconocimiento al que se referían era fotográfico, y ampliaron que las víctimas “nunca” habían reconocido a personas después de tantos años; es decir, que los milicos que ahora peinan canas no podrían ser reconocidos por quienes sufrieron sus vejámenes.
Desde Apel le respondimos al tribunal que las resoluciones eran contradictorias entre sí y que estábamos ante una maniobra de encubrimiento. Argüimos que, si bien sabemos que los juicios llegaron tarde, su posición constituía una falta de respeto a los sobrevivientes y Madres que nos acompañaban en la sala, cuando sabemos que muchos sobrevivientes reconocieron a genocidas mucho tiempo después, como en los casos de “Cachito” Fukman y “el Sueco” Lorkipadnise, de Asociación Ex Detenidos Desaparecidos, por ejemplo. La fiscalía acompañó nuestro planteo, pero el tribunal de todos modos sostuvo en su posición.
La lucha contra la impunidad del genocidio está lejos de haber concluido.