Libertades democráticas
23/12/2022
FLORENCIO VARELA
La maldita Bonaerense, detrás del asesinato de Lautaro Morello y la desaparición de Lucas Escalante
El accionar mafioso de las fuerzas policiales.
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Lautaro Morello y Lucas Escalante.
El 9 de diciembre, tras el triunfo de la selección contra Países Bajos, desaparecieron dos jóvenes varelenses; Lautaro Morello, de 18 años; y Lucas Escalante, de 26. El primero de ellos fue hallado muerto en un descampado, cerca de la localidad de Abasto, partido de La Plata, con su cuerpo calcinado. Lo mismo ocurrió con el auto BMW, en el que se trasladaban. Las características del incendio del automóvil revelan que quienes lo realizaron eran expertos en estos menesteres (policías o delincuentes, o ambas cosas a la vez, como es habitual), ya que el incendio se llevó adelante desde el interior hacia el exterior del vehículo, para que desaparezcan las huellas dactilares.
Cabe destacar que testigos oculares manifestaron que muy cerca del sitio donde se halló el cadáver de uno de los jóvenes, se vio merodear, aún antes de la denuncia, a un patrullero de la bonaerense. Y algo más: hay un audio en el que Lucas le revelaba a un amigo que él y Lautaro se dirigían a conseguir vales de nafta a la casa de Cristian Centurión, hijo de un comisario importante de la Bonaerense, y al mismo tiempo cadete de la policía provincial, quien junto a su primo regenteaban el negocio de tráfico de vales de nafta, una de las principales vías de ingreso de dinero utilizada por la Bonaerense, pero también por parte de las fuerzas policiales de todo el país, consistente en no usar los vales a cambio de nafta, no cargando de combustible a los patrulleros, para vender los vales a menor precio y hacerse de una caja.
Como resultado de esto, Cristian Centurión y su primo Maximiliano han sido detenidos. A su vez, está actuando un fiscal. Ante la evidencia de que la policía bonaerense está complicada hasta los tuétanos, las familias de los jóvenes han reclamado al ministro Aníbal Fernández que intervenga la Federal. No es ocioso decir que mientras se buscaba a Lautaro y Lucas, vecinos de diversas localidades bonaerenses, entre ellas Guernica, encontraron tres cadáveres más abandonados en descampados. Esto habla del accionar mafioso de las fuerzas policiales, cuyo monopolio de la portación de armas los hace actuar con absoluta impunidad en la realización de diversos delitos (vales de nafta, prostitución, desarmaderos, ajustes de cuentas, etc).
Hay que sacar las debidas conclusiones. Y es importante, que en medio del dolor que atraviesan, las familias puedan hacerlo. Es necesario que, en defensa de la vida y la integridad de los vecinos de los barrios, de las y los jóvenes, los vecinos se organicen en forma independiente del Estado y de la misma policía (que a todas luces está metida en esto), que constituyan comisiones de seguridad vecinal, y reclamen el derecho a la supervisión de los libros de guardia de las comisarias, algo fundamental en el caso que nos ocupa.
La policía es un factor central en la inseguridad del pueblo, como lo han demostrado el desalojo de los compañeros de Guernica y la represión a los trabajadores en cada huelga y movilización. Nuestra posición, en consecuencia, es la disolución de todo el aparato represivo del Estado.
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