Libertades democráticas
7/9/2015
Liberan a los únicos detenidos en la causa Triple A
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La Cámara Federal porteña excarceló a los únicos detenidos de la causa judicial que investiga los crímenes de la Triple A. Se trata de Jorge Conti, Carlos Villone, Rubén Pascuzzi, Julio José Yessi y Norberto Cozzani.
Este último seguirá en la cárcel, pero por otra causa originada en su participación en el genocidio de la dictadura militar. Conti fue yerno del ex ministro y hombre de confianza de Perón e Isabel, José López Rega; y Villone, su secretario; Yessi, por su parte, encabezó, a su turno, la Juventud Peronista de la República Argentina, promovida por Perón como rival “ortodoxo” (fascista) de la Tendencia Revolucionaria, ala izquierdista de la JP.
Este puñado de ex integrantes de la Triple A está acusado por la Justicia de “ser parte de una asociación ilícita para cometer crímenes durante el gobierno de Isabel Perón”. El expediente -que acumula casi 700 denuncias contra esta banda de asesinos; entre ellas, las de los crímenes de nuestros compañeros Fischer y Bufano- deja por fuera de toda responsabilidad penal y política a Juan Domingo Perón y su esposa, artífices materiales e ideológicos de la Alianza Anticomunista Argentina que mató, torturó y persiguió a los militantes y activistas combativos y democráticos de todo el país y de todas las facciones políticas.
La impunidad de la Triple A es una cuestión de Estado. Ningún gobierno quiso arrimar siquiera una cuota de demagogia para castigar sus crímenes, debido a la magnitud de las responsabilidades políticas detrás de ellos (Perón) y al involucramiento personal y directo de la burocracia sindical peronista en sus filas. Por caso, Pedro Zambeletti, secretario general del gremio de la Pintura cuando se cometieron los crímenes de Fischer y Bufano en 1974 y promotor de su despido de la fábrica Miluz, continúa ocupando el mismo puesto hasta el día de hoy. Muchos “caudillos sindicales” hicieron sus primeras armas en la Triple A o en bandas afines.
La causa judicial contra la Triple A fue iniciada en 1975 por un abogado de Montoneros, Miguel Radrizzani Goñi, y archivada en 1981por el fiscal Julio Strassera -el del “Nunca más” del Juicio a las Juntas pocos años más tarde. El sumario se reabrió en 2006. Casi diez años más tarde, no queda ningún detenido. Varios de sus cabecillas -López Rega, los policías federales Juan Ramón Morales y Rodolfo Almirón, Miguel Angel Rovira, el director de “El Caudillo”, Felipe Romeo- fallecieron impunes. La viuda de Perón, Isabel, continúa refugiada en España, que se negó a extraditarla a la Argentina. Finalmente, la acusación contra ella fue “desestimada” durante la instrucción a cargo del juez Norberto Oyarbide.
La impunidad de la Triple A hoy perdura en las patotas de la burocracia sindical, como las que asesinaron a Mariano Ferreyra y a Darío Ávalos, en el encubrimiento sobre Gerardo “Batallón 601” Martínez, en el aparato represivo con los ataques al movimiento obrero y popular que lucha y en las bandas a sueldo de gobiernos como los de Raúl Othacehé (Merlo) y Gildo Insfrán (Formosa), aliados de la “década ganada”.
Bajo las balas de la Triple A cayeron 3.000 luchadores.
Más que nunca, castigo a los culpables.