Liberaron a otro preso de la patota

Una lucha vigente

Apel


La semana pasada, Daniel González, el matón que luce cuello ortopédico y aparece en las imágenes del ataque que logró captar C5N, fue visto nuevamente en los andenes del Roca, hablando con delegados y con algunos trabajadores.


 


A seis años y poco más de diez meses del crimen de Mariano Ferreyra, y de las heridas sufridas por Elsa Rodríguez y otros compañeros, poco a poco, los condenados como coautores de los delitos de homicidio y tentativa de homicidio están siendo beneficiados con la libertad condicional, tras haber cumplido la 3/4 partes de la pena. En algunos casos, además, se les aplican los beneficios para la reducción de la condena del “estimulo educativo”.


 


El año pasado fueron excarcelados Claudio Alcorcel y Francisco Pipitó. Poco tiempo después, fue liberado González.


 


Por su parte, José Pedraza y Juan Carlos Fernández gozan de prisión domiciliaria desde principios de 2016 por supuestas razones de salud. Pedraza habita una lujosa torre en el barrio de Palermo, sin ningún tipo de control de parte del patronato de liberados ni restricción alguna a visitas.


 


Solamente permanecen cumpliendo su condena en cárcel común Pablo Díaz, Cristian Favale y Gabriel Sánchez. Se les han otorgado permisos de salida,


acompañados de custodias ante enfermedad de sus familiares, un beneficio al que no es frecuente que acceda cualquier detenido.


 


También se encuentran detenidos los comisarios Luis Osvaldo Mansilla y Jorge Raúl Ferreyra, quienes llegaron al juicio oral en libertad. Comenzaron a cumplir su condena recién cuando la Corte Suprema la dejó firme, en noviembre de 2016.


 


Esta situación se deriva de la sentencia emitida por el Tribunal Criminal Oral N° 21, que dictaminó que no hubo premeditación en el crimen y atenuó las condenas.


Los jueces recurrieron a una voltereta contrafáctica -“a Pedraza no le convenía un muerto porque iba a terminar preso”- para rechazar nuestro alegato: que el crimen de Mariano y la emboscada fueron parte de un “plan criminal” que reunió a la burocracia sindical, los empresarios y los funcionarios, beneficiarios del saqueo de subsidios estatales y la explotación de las tercerizaciones. Ni los empresarios -que otorgaron los permisos “gremiales” para que la patota saliera de los talleres de Escalada- ni los funcionarios de la Secretaría de Transporte -que dieron luz verde para que la burocracia atacara la movilización de los tercerizados- fueron juzgados por el crimen.


 


Las causas que se iniciaron como consecuencia de los numerosos fraudes revelados en el curso de la investigación y que denunciamos en el juicio oral, vinculados con la tercerización del personal, el manejo de los subsidios del Estado y de las licitaciones de los servicios y obras del Ferrocarril Roca, duermen el sueño de los justos. El juez federal Ariel Lijo, quien debía llevar adelante la investigación de los enjuagues económicos de De Vido y Pedraza en el ferrocarril, no requirió ningún tipo de medidas para su investigación.


 


El cuadro de impunidad se completa con la absolución del camarista Eduardo Riggi, el único juez imputado en la “causa de las coimas” que permanece con vida.


Las condenas contra Pedraza y su banda fueron el resultado de una movilización popular extraordinaria. El poder político volcó todo su peso para intentar limitar sus alcances, cuando la situación de Pedraza y su entorno resultó ya insostenible como consecuencia de la irrupción popular y de la crisis política creada por ésta.


La parálisis de las causas paralelas ha dejado impune el entramado mafioso de sindicalistas, empresarios de Ugofe y funcionarios a cargo del transporte y de la obra pública en el momento del crimen, como el fallecido Antonio Luna, el ex secretario de Transporte Juan Pablo Schiavi y de Julio De Vido -el gobierno de Macri intentó dar un golpe de mano y echarlo del Congreso, pero no mueve un dedo para juzgar a los jueces que lo encubrieron sistemáticamente y a los empresarios a los cuales benefició con fondos públicos.


 


Esta gran lucha sigue hasta acabar con esta lacra capitalista, responsable de tantos agravios a los trabajadores.