Los asesinos son los mismos de ayer

Abogada de Apel en el Polo Obrero

Musa Azar – el ex subsecretario de Informaciones de la Provincia de Santiago de Estero que está sindicado como el autor intelectual del doble crimen de la Dársena – es un viejo conocido de las organizaciones de derechos humanos. Fue denunciado en el libro de la Conadep Nunca Más por su presunta responsabilidad en la desaparición de 26 santiagueños durante el último gobierno militar.

 

La impunidad es lo que llevó a que durante casi treinta años Musa Azar se desempeñara como subsecretario de Informaciones. Se trata de un organismo que depende directamente del titular del Poder Ejecutivo santiagueño.

 

Cuando fueron hallados los cuerpos de Leyla y de Patricia, el organismo de Musa Azar dependía de la gobernadora, Mercedes Marina Aragonés, esposa de Juárez.

 

Uno de los oficiales, imputado entre los autores materiales del asesinato de Leyla y Patricia, explicó a la jueza que “en la Subsecretaría de Informaciones funcionaban células parapoliciales y fuerzas legales e ilegales” (La Nación, 15/11), y que “se hacía inteligencia social y política, además de la policial” (ídem). De hecho, se encontraron 40.000 expedientes de inteligencia realizada sobre los pobladores de Santiago. “Todos los comisarios de la provincia reportaban directamente a Musa Azar”, declaró este oficial, y dijo que entre los “trabajos” figuran tráfico de animales (los llevaban al zoológico de Musa), robo de ganado, extorsión, piratería del asfalto y protección policial (Clarín, 15/11).

 

Además, aseguró que “Azar habría utilizado fondos reservados para pagar a informantes que tenía en el Registro Civil, en el Registro de la Propiedad Automotor y en la Dirección de Antecedentes Penales” (La Nación, 15/11).

 

En el allanamiento a la reserva de Arraga (zoológico privado de Musa Azar) se encontraron restos humanos. Los propios investigadores dudan que pertenezcan a las partes del cadáver de Leyla que no se encontraron en la Dársena y sospechan que pertenecen a personas asesinadas en la época de la dictadura, aunque en Santiago se comenta que Muza Azar se cargó a varios más que obstruían sus “negocios” y que misteriosamente desaparecieron de Santiago bajo la “democracia”.

 

Dos días después de que el gobierno nacional pidiera preservar la reserva y las fincas de propiedad de Musa Azar – ante las denuncias de que allí estaban enterrados desaparecidos de la última dictadura – , se incendiaron 174 hectáreas del departamento San Martín que habían sido afectadas a esa “protección”.

 

El poder de Musa Azar estaba anidado en la estructura de la policía de la provincia, desde donde seguía practicando el terrorismo de Estado. El mismo Estado que lo necesitó seguramente para ahogar mediante la represión de sus habitantes a aquella primera pueblada que fue el “Santiagueñazo”.

 

Musa Azar es la expresión más brutal de la hermandad de la “corrupción policial con el poder político”. Por eso, no constituye ni un hecho aislado, ni un “accidente”.