Los católicos que destruyen arte en Mendoza y la intolerancia como política

Un grupo religioso destruyó una exposición artística por el 8M en la UNCuyo

Destrozan la muestra “#8M Manifiestos Visuales”.

El lunes 20 en horas de la tarde unas sesenta personas se presentaron en el Rectorado de la Universidad Nacional de Cuyo, donde se llevaba a cabo la muestra “#8M Manifiestos Visuales” de la artista Cristina Pérez, y rezaron en latín para posteriormente destruir las obras al grito de “Viva la virgen” y “Viva Cristo Rey”.

Días antes una de las obras fue criticada por algunos medios y por sectores católicos que existen dentro de la universidad, de hecho uno de los participantes de la acción es docente de la Facultad de Filosofía y Letras.

Particularmente se atacó la obra “El velorio de la cruz”, que fue la que más circuló en redes sociales, pero se destrozó todo lo que se pudo incluso con aerosoles. Diversos sectores repudiaron la acción.

Lo interesante es que ante esta situación de violencia el Consejo Superior de la UNCuyo convocó a una “mesa y comisiones plurales e interreligiosas” para hablar con todos los sectores, repudiando el ataque pero tratando de reducir la gravedad de la situación. Esto tiene una razón: miembros del mismo rectorado son miembros de sectas religiosas como lo es el Opus Dei. La respuesta es entonces una clara cobertura a sectores amigos pero que nada tienen que ver con la educación laica que debe promover la universidad.

Este hecho apunta contra la lucha de las mujeres, y en la misma semana en la que marchamos por Memoria Verdad y Justicia. Es también la misma semana en la que se logró la liberación de detenidos políticos como lo fueron Martín Rodríguez y Lorena Torres. No es casual, estas acciones son expresiones de la habilitación de la intolerancia, la violencia y la represión como discurso y acción política para hacer pasar la miseria, y empalman con una política represiva contra la población trabajadora.

La censura es un método brutal para inhabilitar las voces de otros, y se ejerce siempre desde sectores del poder que han sido los primeros en atacar al movimiento de mujeres, los derechos humanos o el derecho a la protesta.

Denunciamos estas prácticas antidemocráticas, y la inacción de las autoridades de la universidad y el gobierno, que habilitan la intolerancia en medio de un intento de cese de las libertades, no solo en el arte, sino en los derechos políticos de los que luchan.