Libertades democráticas
27/3/2003|794
Los CGP contra las asambleas populares
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Los folletos oficiales dicen que los CGP son para “agilizar la relación y el contacto inmediato con los vecinos”. La experiencia muestra que cada vez que se va con un reclamo del barrio, los funcionarios declaran que “no depende” de ellos. Así, el incendio y las muertes en el hogar Piedra Libre, los arreglos pendientes en el mercado de Bonpland recuperado por la Asamblea de Palermo Viejo, la amenaza de desalojo de la casa y sede de la Asamblea de Colegiales, el robo de las pertenencias de las siete familias desalojadas “con consenso” (en realidad, no les quedaba otra, dada la falta de solución a su problema habitacional y los problemas respiratorios de los hijos por vivir en condiciones infrahumanas) de Darwin, por ejemplo, dependen de otro funcionario con oficinas en el centro. El jefe del CGP aísla un problema de otro y envía a cada uno a un laberinto burocrático diferente. Además, de yapa, como muchas veces no alcanza el tiempo o la plata para el traslado, mucha gente se pierde en el camino. Así, cada cuestión se estira por meses y meses, hasta que, a veces, los funcionarios ganan por cansancio.
Pero, en estos días, en Palermo, no se les está haciendo tan fácil. Primero, la Asamblea de Palermo Viejo estableció – al ocupar el predio recuperado – el criterio de que “de acá no nos movemos y que venga el funcionario competente”. Todos tienen auto y facilidades que no tenemos nosotros, y su trabajo debiera ser resolver los problemas en el lugar donde se presenten. Segundo, hace dos semanas piquetes y cacerolas del barrio resolvimos plantear de conjunto todos los problemas llenando el CGP de compañeros que queremos soluciones ya. Por ahora se le ha puesto un freno a la costumbre de robar las pertenencias de compañeros desalojados, porque esta vez ha trascendido esa práctica y los asambleístas honestos están indignados con el atropello y dispuestos a seguirla hasta que aparezcan. (Cuando los compañeros reclaman sus pertenencias les responden, por ejemplo: “Vos no podías tener todo eso porque sos villera”, o “Andá a consultar Segundamano para comprarte las cosas”, para bajar la cantidad de dinero que reclaman).
Del CGP “no depende nada”, pero cuentan con un alto presupuesto (el CGP Oeste, por ejemplo, declaró oficialmente 95.000 pesos, sin los sueldos) y una gran cantidad de empleados.
Sus funciones oficiales son el “Presupuesto Participativo”, para el cual gastan una cantidad de guita en comprar los votos para “delegado relator” a cambio de prebendas y/o mediante engaños. La otra es el “Consejo de Prevención del Delito”, organismo de colaboración con la mafia policial, dirigido por el comisario. Los empleados tienen por función intrigar, espiar, desarmar cualquier movimiento de lucha barrial. Es así que conocen las resoluciones de las asambleas sin participar oficialmente (se arriesgan a que los echen), clausuran los baños del CGP y montan un aparato punteril en los alrededores cuando se prepara una marcha.
El CGP es un local partidario (¿?) oficial, de ésos que ya no se pueden abrir tan fácilmente como antes. ¿Por qué debemos sostener a semejante banda de delincuentes? Ya es hora de que los movimientos de lucha del barrio empecemos a pensar en hacer realidad el “que se vayan todos”. Con las instalaciones y el presupuesto del CGP, nosotros podemos hacernos cargo, y organizar a los trabajadores ocupados y desocupados del barrio por sus reclamos en mejores condiciones.