Ayer estuvimos acompañando el repudio al intento de censurar y de amedrentar a las y los luchadores populares por parte de del Ejército Argentino. El coronel Carlos Julio Sanmillán ordenó tapar con escarapelas los pañuelos blancos pintados durante la masiva marcha del 24 de marzo frente a la Brigada del Monte 12 del Ejército, con sede en Posadas.

Desde el Partido Obrero repudiamos esta acción antidemocrática e intimidatoria y estuvimos acompañando a ex detenidos y a familiares de detenidos desaparecidos de la dictadura en una acción de repudio. Es notable cómo las autoridades del Ejército Argentino, en lugar de utilizar sus recursos y a sus cadetes para acciones solidarias en las escuelas y los barrios más pobres, en el marco de un empobrecimiento generalizado de la población llevado adelante por el gobierno nacional y los gobiernos provinciales, buscan acallar una parte de la historia, motivados por los mensajes negacionistas del gobierno de Milei y Villarruel. Justamente el ataque fue contra el pañuelo de las madres, quienes siguen buscando a sus hijos detenidos desaparecidxs en la última dictadura sangrienta de la que esta institución formó parte, y que aún encubre el alcance de sus actos y a sus responsables.

Los crímenes del Ejército argentino no se terminaron en los ’70, sino que en plena guerra de Malvinas sometían a los jóvenes soldados a condiciones infrahumanas y todo tipo de torturas, crímenes que aún no fueron juzgados pero sí han sido denunciados ampliamente por cientos de sobrevivientes. Con la llegada de la democracia, han seguido cometiendo abusos dentro de la fuerza, en el marco de la formación de cadetes, delitos de los cuales pocos salen a la luz, ya que las denuncias quedan empantanadas en los altos cargos de esta fuerza.

No vamos a dejar pasar ninguna provocación porque el pañuelo blanco es un símbolo para muchas generaciones que han luchado por la Memoria, la Verdad y la Justicia durante décadas. Exigimos la apertura de los archivos por parte de todas las fuerzas, para que podamos conocer el destino de los miles de detenidxs desaparecidxs, de los bebés y niñxs secuestradxs y apropiadxs; y el nombre de cada uno de los responsables civiles y clericales que colaboraron con este régimen genocida. La lucha, la calle y las plazas son de las Madres, no de los cobardes. 30.400 compañerxs detenidxs desaparecidxs ¡presentes! ¡ahora y siempre!

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