La policía neuquina protagonizó ayer varias provocaciones contra la delegación de mineros de Andacollo que se encuentra reclamando por sus puestos de trabajo y salarios frente a la fiscalía de Neuquén Capital, que oficia de mediadora en el conflicto.

Alrededor de las 19 h, cuando uno de ellos volvía de comprar cigarrillos, fue interceptado por los agentes, uno de los cuales desenfundó su arma mientras el resto se abalanzaba sobre el trabajador, reduciéndolo en forma violenta. Fue rescatado por el resto de los mineros y la militancia que los acompaña, quienes advertidos de lo que pasaba increparon a la policía.

Más tarde, cuando se quiso instalar una carpa para aguantar la estadía, la policía paró al trabajador que la llevaba y se lo llevó detenido. Ante el reclamo en las puertas de la comisaría, fue liberado.

Estas graves provocaciones de la policía provincial, al igual que las patoteadas de la Gendarmería en el corte que se sostiene en la localidad Arroyito, son claras señales de que los gobiernos no piensan ofrecer la satisfacción de los reclamos, y preparan un fin del conflicto con los mineros en la calle, sin sus puestos  laborales.

Los gobiernos se envalentonan ante la pasividad de los grandes sindicatos y las centrales, que ni siquiera se han pronunciado a favor de los trabajadores.

Gobiernos a los palos, burocracias cómplices, obreros luchando: toda una estampa de los tiempos de cuarentena.