Gatillo fácil

Nuevas detenciones de policías en la causa de Lucas González

Se trata de personal jerárquico de la Policía Metropolitana.

Este jueves 6 se dispuso el procesamiento con prisión preventiva sobre el comisario inspector Daniel Alberto Santana, el comisario Rodolfo Alejandro Ozán, el subcomisario Ramón Jesús Chocobar y los oficiales Sebastián Jorge Baidon, Jonathan Alexis Martínez, Ángel Darío Arevalos y Daniel Rubén Espinosa. Con eso suman 16 los policías detenidos y procesados en la causa. Según versiones trascendidas a través de medios periodísticos, el comisario inspector Daniel Alberto Santana se encuentra a cargo de la repartición jurisdiccional de la comuna 4 con 4 comisarías y 1.700 efectivos a su cargo.

En la mañana en que la policía asesinó a Lucas González abriendo fuego sobre él y sus compañeros, Daniel Alberto Santana se encontraba compartiendo un desayuno formal junto a la alta oficialidad de la Policía de la Ciudad. Era una de las primeras actividades que se llevarían a cabo en esos días en el marco de las festividades por el aniversario de la institución. Se cumplían 5 años y pretendían celebrarlos haciendo valer los emblemas y lemas de la fuerza.

Es posible que Santana no fuera el único en ese desayuno que se enterara de lo ocurrido en Barracas. De hecho, en su descargo dijo que se trasladó por orden de la superintendencia de la comuna 4 al lugar donde estaban los chicos detenidos. Minutos antes, el comisario a cargo de la comisaría de Barracas, Fabián Du Santos, había llamado a Rodolfo Ozán para preguntarle sobre lo que acababa de ocurrir. Tal como se informara en un artículo anterior de Prensa Obrera, los audios que tomaron estado público de esa conversación probaron hasta qué punto los mandos de la comuna estaban al tanto de lo que verdaderamente había ocurrido tan solo 11 minutos después de que la brigada modulara solicitando “Same en prioridad” para el supuesto compañero herido que tenían. Por eso cuando Ozán le explicó a Du Santos 9:51 am que “el tiro está de atrás hacia delante” ya habían podido registrar el auto de los chicos.

Rodolfo Ozán: yo, aunque no soy perito técnico balístico: el tiro está de atrás, negro
Fabián Du Santos: ¿en la luneta le entró?
Rodolfo Ozán: si… por la parte. Por la …el vidrio del acompañante trasero…
Fabián Du Santos: ¿Le pegó al conductor?
Rodolfo Ozán: y le pegó… le pegó al acompañante de adelante
Fabián Du Santos: uuuh, boludo, está hasta la chota…

Pero, tal como ha trascendido, en una conversación posterior mantenida entre el subcomisario Inca y una persona desconocida, cuando esta le refirió que Lucas había fallecido este le respondió “entonces hay que prepararse”. El accionar policial estuvo marcado todo el tiempo por la necesidad de alterar la escena ante la intervención judicial. Pero ya desde el principio, cuando Ozán llegó al lugar donde estaban detenidos los chicos dijo “nadie graba ni filma nada” porque sabía que toda la información podía ser usada posteriormente en su contra.

Por su parte, el subcomisario Ramón Jesús Chocobar intentó comunicarse con Santana desde el lugar de los hechos siendo de los primeros rangos superiores en llegar al lugar pero este le señaló que ya estaba al tanto de todo. Santana informó que se hizo presente para recibir información y transmitirla. Eso es verdad a medias. Porque también impartió órdenes. Muy probablemente, aunque no se haya aún probado, mantuviera comunicación permanente con sus superiores quienes habrán seguido los acontecimientos con atención. De hecho desde muy temprano se presentó en el lugar el DIR (División de Intervenciones Rápidas). Varios policías dijeron que no habían podido tener participación directa en las detenciones porque estas corrieron a cargo de esta unidad. El DIR es una unidad centralizada creada durante el 2020 por el ministro de Seguridad Marcelo D’Alessandro para hacer frente a cualquier “desborde popular”, en sus palabras, ante el desarrollo de la pandemia. Es una fuerza munida de armamento para reprimir la protesta social. Pero, en lo que acá importa, la presencia de esta fuerza en lo que sería un tiroteo común y corriente no debería pasar desapercibida. Refuerza una vez más la hipótesis de que existió un interés desde la superioridad jerárquica y muy probablemente un interés político en ocultar la verdad de lo sucedido.

De hecho, un crimen aberrante de violencia institucional como el que acabó con la vida de Lucas en el día del aniversario de la Policía de la Ciudad no haría más que exponer a todas luces su verdadero carácter ante la población. Pero los tratos que recibieron los chicos durante la jornada, que permanecieron detenidos dentro de un móvil policial durante más de 7 horas para luego ser trasladados a un centro de detención donde pernoctaron, la quemadura de cigarrillo que aplicaron sobre Lucas los policías, las palabras que les dirigieron a los chicos, “a estos negros de mierda hay que meterles un tiro en la cabeza a cada uno”, en relación al tiro que había recibido Lucas y el trato en general cruel y el armado de una causa que podría haberles implicado la detención, demuestra el carácter reaccionario y perverso de la policía.

La muerte de Lucas se suma a los decenas de miles de pibes baleados por la policía. El descontento social, la presión popular y lo enfrentamientos políticos entre Nación y Ciudad han llevado mucho más lejos de lo habitual la investigación sobre esta clase de crímenes. La movilización y la organización independiente de la juventud contra el gatillo fácil y toda forma de violencia institucional sigue siendo la clave para lograr que se haga justicia. Pero como dijimos anteriormente, no es solo gatillo fácil, no es solamente una institución. Es todo un régimen social de explotación, que se sirve de la violencia para regimentar y doblegar al pueblo trabajador.

Vamos por justicia y cárcel efectiva a todos los responsables del asesinato de Lucas González y su encubrimiento.
Por la apertura de los libros de todas las comisarías y su control por comités de trabajadores y organismos de derechos humanos

Basta de Gatillo Fácil.

El Estado es responsable.