Nuevo testimonio contra el cura abusador Lorenzo

Este martes 16, en una conferencia de prensa, se conoció un nuevo testimonio de otra víctima de abuso del cura Eduardo Lorenzo, quien a pesar de estar denunciado penalmente desde hace 11 años tener una causa por “abuso sexual con acceso carnal agravado” sigue ejerciendo de cura en la parroquia Inmaculada Madre de Dios, de Gonnet, y sigue nombrado como capellán del Servicio Penitenciario Bonaerense. “El abuso del cura Lorenzo me persiguió hasta en el vínculo con mi hijo”, declaró la víctima, Julián Darío Bartoli, quien recién después de 20 años logró poner en palabras el abuso que sufrió.


El joven manifestó que fue “abusado por el cura Lorenzo en el colegio Nuestra Señora de Lourdes entre 1999 y 2001, cuando tenía 13 años y recién comenzaba mi adolescencia”. Narró que “con los foros de seguridad del barrio se metió de lleno en la vida de la iglesia y la escuela, que usó como lugares para esconderse a plena luz del día detrás de su sotana. Tenía la imagen de un cura párroco que elegía a sus víctimas en esos lugares”.


“Durante los dos años de abuso, mi vida se tornó un calvario psicológico, en el que yo era sometido todos los días a diferentes tipos de maltrato causados, a veces, solo por cómo estaba vestido, o porque no había llegado a horario a la preparación de la misa, o me cortaba o no el pelo. En conclusión, cualquier cosa era válida para destruir mi autoestima” recordó Julián sobre el accionar de Lorenzo, quien a la postre fue confesor del padre Grassi, condenado por abusos y corrupción de menores en su fundación “Felices los Niños”.


“Este cura tiene como modus operandi hacer fiestas en quintas que él mismo alquila. A la noche siempre hay alcohol, nunca hay mujeres y siempre hay varones mayores y menores de edad” –prosiguió Julián, y agregó que “habiendo sido invitado a una fiesta, él me manda a llamar a su habitación privada y, cuando entro, estaba semi desnudo exhibiendo su pene, acostado en su cama, ¿qué les parece que esto genera en la psiquis de un chico? Al día de hoy no puedo acordarme qué pasó y qué me hizo”.


“Hasta mis 24 años todo esto se mantuvo escondido dentro mío. Hasta que conocí a Marianela, que hoy es mi esposa y madre de mis dos hijos, a quien pude contar el trauma más grande de mi vida. Los fantasmas volvieron a aparecer con el nacimiento de mi primer hijo, Ignacio. Los abusos de Lorenzo hicieron que los primeros años de vida de Ignacio dudara que cuando lo bañara, durmiera con él, lo abrazara o diera besos, no fuera a repetir lo mismo que Lorenzo hizo conmigo. Además de eso, sufrí ataques de pánico. Todo esto se transformó en una mochila que debía cargar conmigo cada día de mi vida”, continuó el desgarrador testimonio.


“En marzo de 2019, gracias al trabajo de muchos periodistas comprometidos con estos casos, pude leer la historia de León y decidí enfrentar el problema en serio”, explicó Julián, y cerró: “El día que yo denuncié me saqué esa mochila que venía llevando hace más de 20 años. Lo peor eran los pensamientos oscuros, los ataques de pánico, palpitaciones, el verlo a Lorenzo todas las semanas en la calle en gente que ni siquiera se parecía, dejé de tener pesadillas, y me siento más liviano que nunca”.


Actualmente la causa está a cargo de la fiscal Ana Medina, quien a partir de la lucha de los familiares de las víctimas debió reabrir la investigación, luego de haberla archivado en tiempo récord en 2008. Hasta el momento los testimonios de León, Julián y un tercer testigo son los fundamentales para que avance la causa, y todos describen el mismo modus operandi del abusador.


Ese modus incluye los aprietes. Las dos semanas previas a la fecha de la audiencia donde iba a declarar Julián Bartoli, el cura Eduardo Lorenzo y su abogado, Alfredo Gascón,  llamaron en distintas oportunidades a la casa de sus padres porque querían reunirse con él antes de que testificara. No es una incógnita qué querían decirle, siendo que las otras víctimas denunciaron tanto que recibieron ofrecimientos de dinero a cambio de no declarar como aprietes mafiosos, en los que el cura destaca sus vínculos con criminales que actúan dentro y fuera de las cárceles, por su puesto en el Servicio Penitenciario. Las conversaciones fueron grabadas y puestas a disposición de la fiscal.


Seguiremos la lucha contra la impunidad de Lorenzo y todos los curas abusadores.