Libertades democráticas
12/12/2019
Pese a la contundente pericia, el cura abusador Lorenzo sigue libre
El informe dio cuenta de “una personalidad perversa y manipuladora”, en línea con lo denunciado por las víctimas.
Seguir
APeL
Este lunes 9 se presentó el informe pericial realizado al cura abusador Eduardo Lorenzo, que concluyó que presenta “rasgos psicopáticos, perversos, narcisistas y obsesivos”. Para Juan Pablo Gallego, abogado de la querella, es “lapidario y confirma el cuadro probatorio” que pesa sobre el sacerdote. “Esto demuestra que la verdad la tuvieron siempre ellos, las víctimas”, apuntó por su parte Dino Bartoli, abogado de uno de los denunciantes.
El informe fue firmado por las peritas oficiales de la Corte Suprema Bonaerense, Ayelén Rodríguez y Verónica Acevedo, así como la de parte, Paula Lambertini, sobre la base de las pericias que realizaron sobre a Eduardo Lorenzo el 31 de octubre y 14 y 15 de noviembre. Ya se encuentra en manos de la fiscal Ana Medina, quien deberá decidir si hace lugar o no a los reiterados pedidos de detención por parte de las víctimas.
El excapellán del Servicio Penitenciario Bonaerense está denunciado por múltiples abusos sexuales con acceso carnal y corrupción de menores por al menos cinco víctimas que los sufrieron entre los años 1990 y 2008. Si bien en la causa se han aportado pruebas más que contundentes, tanto Medina como la jueza a cargo, Marcela Garmendia, se amparaban en que estaba pendiente la pericia psicológica sobre el cura para ordenar su detención. Así, las querellas y sus abogados aguardan una definición urgente, buscando a su vez evitar la posibilidad más que cierta de que Lorenzo se fugue -riesgo que fue denunciado en la causa.
El informe pericial señala que “el único modo en que Lorenzo se vincula es desde la asimetría, de modo obsesivo y de control” y agrega que el cura “transmite una imagen grandilocuente de sí mismo que engrandezca su autoestima. No siente culpa, ni angustia. La hostilidad siempre está en el afuera (…) tiene una estructura de personalidad perversa, narcisista y manipuladora (…) el lugar del otro es el de mero objeto para satisfacer propios deseos”.
Gallego denunció que el modus operandi de Lorenzo era hacer “untar su miembro viril con mermelada de rosa mosqueta como paso previo a acceder carnalmente a sus víctimas”. A pedido del abogado, también se reconstruyó la escena de los ataques sexuales en la Parroquia de Gonnet, donde el sacerdote ofrecía sus servicios y tenía montada “una auténtica suite nupcial”, según denunció.
A la causa se agregó un Informe de la Dirección Nacional de Migraciones que indicaría que Lorenzo “entra y sale permanentemente del país acompañado por jóvenes de sexo masculino, eligiendo destinos de playa en Brasil e islas del Caribe”.
Gallego sostuvo que “se dan todos los riesgos procesales que el Código ritual consigna para la detención de un imputado. Ha existido un sistemático entorpecimiento probatorio, intimidaciones a víctimas y testigos y la pena en expectativa es de no menos de 25 años de prisión”.
A su turno, la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico de Argentina emitió un comunicado manifestando su máxima preocupación por la dilación en la toma de decisiones por Medina y Garmendia, señalando que “es un sujeto peligroso que está suelto por las calles de La Plata”. Esta Red viene denunciando en forma sostenida su accionar de amedrentamiento a los denunciantes, denuncias contra medios de comunicación, descalificación y demostración de poder. Todo esto con la permanente complicidad de la Jerarquía de la Iglesia Católica, reflejada en las acciones y declaraciones de los arzobispos Héctor Aguer y Tucho Fernández.
En el texto, la Red responsabilizó “al Poder Judicial Bonaerense por la seguridad física y emocional de los Sobrevivientes, testigos y familiares”, por “incumplir convenciones internacionales sobre DDHH, en especial, en materia de prevención”, por la posible fuga del cura y por “todo otro acto” que devenga de su inacción , “ya que ante la peligrosidad confirmada por la pericia y denunciada por sus Sobrevivientes no se protege a potenciales nuevas víctimas (…) el cura Eduardo Lorenzo lleva tres décadas abusando de adolescentes.”
La única razón por la cual Lorenzo no está en prisión es por el amparo político y eclesiástico.
¡Cárcel ya a Lorenzo! ¡Separación de la Iglesia del estado!