Pistolas Taser: Patricia Bullrich quiere que las picanas vuelvan al Hospital Posadas

Trabajadora despedida del Hospital Posadas

En la mañana de hoy la ministra de seguridad Patricia Bullrich dijo durante una entrevista con el canal TN acerca de la reglamentación de las pistolas Taser que las mismas serían “utilizadas por las fuerzas de seguridad Nacional, no en partidos de fútbol sino en sectores donde ocurren hechos de violencia, como por ejemplo en el Hospital Posadas”.


Para Bullrich, los trabajadores, médicos y enfermeros que hemos luchado contra las persecuciones, los aprietes y  los despidos –más de mil en dos años– somos barras bravas. Una completa infamia.


No es la primera vez que el gobierno ataca a los trabajadores del Posadas. Desde el comienzo del conflicto por los despidos, allá por enero del 2018, las autoridades del hospital y con el guiño del gobierno militarizaron el lugar, introduciendo a la Gendarmería y la Policía Federal dentro del mismo y apelando a todo tipo de acciones para amedrentar a los trabajadores. Cada vez que se convocó a una marcha o acción de lucha, los trabajadores éramos testigos de cómo los gendarmes con sus carros de asalto se apostaban frente al hospital para generar miedo.


Pero esto no es todo. Las pistolas Taser funcionan como picanas eléctricas y son consideradas por los organismos internacionales de derechos humanos como verdaderos instrumentos de tortura. Las amenazas de la señora Bullrich, precisamente, remiten a la época más tenebrosa que se haya vivido en el hospital: durante la dictadura, este fue ocupado por el Ejército, que instaló allí un campo de concentración y torturas. Al día de hoy, once compañeros permanecen desaparecidos.


Lo que parece un exabrupto en realidad forma parte de un gobierno que combina pactos con los supuestos “opositores” –que le votaron todas las leyes en el Congreso– con la represión a las luchas para aplicar un ajuste brutal contra los trabajadores a cuenta del pago de la deuda externa y los acuerdos con el FMI.


Repudiamos  los dichos de la ministra Bullrich, que constituyen una verdadera amenaza a todos los luchadores.