Primer empresario condenado por delitos de lesa humanidad

Marcos Levín, ex director de La Veloz del Norte, es el primer empresario condenado por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura


Marcos Levín, ex director de La Veloz del Norte, es el primer empresario condenado por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura. El Tribunal Oral Federal de Salta lo consideró “autor necesario” del secuestro y torturas de Víctor Cobos, delegado gremial de la UTA en su empresa. Le dieron 12 años de prisión, la misma pena que a dos agentes de policía de la Comisaría 4ª, donde funcionó un centro clandestino de detención en la ciudad de Salta: Víctor Hugo Bocos y Víctor Hugo Almirón. A Víctor Cardozo -otro agente- lo sentenciaron a ocho años. Continuarán en libertad hasta que la sentencia quede firme.


 


Participación empresaria


 


Después del golpe de 1976, Víctor Hugo Bocos, subcomisario de la 4ª, se paseaba por los pasillos de La Veloz del Norte. Trabajaba como guardaespaldas de Marcos Levín y era el encargado de señalar a los trabajadores sindicalizados, pasar información a la policía y romper las huelgas.


 


Según determinó el Tribunal, Levín fue un “actor necesario” del secuestro. Para la querella compuesta por Cobos y el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia de Salta, el empresario utilizaba el mecanismo de la tortura para despedir a los empleados sindicalizados sin pagar la indemnización.


 


Este tipo de condena a un civil es inédito. El caso es análogo al de Carlos Blaquier, dueño del Ingenio Ledesma, absuelto a pesar de que se comprobó que los vehículos de su empresa se usaron reiteradamente para secuestrar a trabajadores y activistas.


 


La condena de Levín es una victoria contra la impunidad que, de todos modos, llega muy tarde, puede ser apelada, y Levín seguirá en libertad hasta que la Corte se expida. Levín tiene ya más de 70 años y es previsible que, confirmarse la sentencia, recurra al beneficio de la prisión domiciliaria apoyándose en antecedentes como el de Pedraza, responsable de la muerte de Mariano Ferreyra, “preso” ahora en un piso de lujo.


 


El caso de Levín es apenas la excepción que confirma la regla de impunidad absoluta de los empresarios que fueron impulsores y, como en este caso, partícipes directos del genocidio, así como también los sectores de la Iglesia católica y los medios de comunicación.


 


Más que nunca hay que redoblar la lucha para que todos los genocidas sean juzgados, la apertura de los archivos de la Side, la D2 y todas las fuerzas represivas que actuaron con el concurso de la burguesía argentina. 


 


No nos reconciliamos, cárcel común a Pedraza, Levín, Blaquier y a todos los genocidas.