Haciendo cumplir el nuevo protocolo antipiquetes, y anticipando un carnaval con corsos reducidos (en cantidad y presupuesto), en la tarde del pasado jueves 8 de febrero la infantería de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires militarizó Parque Patricios, impidiendo efectuar la tradicional previa de los simpatizantes de Huracán.

Como sucede cada vez que El Globo juega de local, en esta fecha frente a Independiente (de Avellaneda), un grupo importante de hinchas se reunieron en avenida Caseros, próximos al Parque Ameghino, la excárcel y avenida Jujuy, con el objetivo de comer y tomar algo, cantar, saltar, bailar y luego caminar hacia el estadio Adolfo Ducó, agitando banderas y remeras. Bombos y murga del barrio de La Quema incluida.

Pero en esta ocasión fue mucho más restringido. Un gran batallón de policías, con escudos, palos, cascos y gas pimienta intimidó a los hinchas, obligándolos a caminar por la vereda. Intimidación y acción represiva de la fuerza policial comandada por Waldo Wolff, sin importarles que haya niños y adultos mayores. Al igual que sucedió días atrás frente al Congreso de la Nación gaseando a los jubilados. En esta ocasión no utilizaron el spray.

De este modo, el jefe de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri (PRO), nuevamente mostrando su total acompañamiento en el cumplimiento del protocolo represivo de Patricia Bullrich, anticipó el copamiento de policías, tanto en las previas como durante y posteriormente a los encuentros deportivos. Como así también en los próximos corsos, que serán militarizados.

Mientras todo esto sucede, facciones de las barras bravas de equipos como River y Chacarita se trenzan a golpes y con armas de fuego (ya se contabilizaron como mínimo dos fallecidos) por el manejo de las cajas millonarias dentro de sus clubes. Sucediendo en plena contienda futbolística, dentro de las tribunas o muy cerca de las canchas, con el beneplácito de las fuerzas del orden, quienes le liberan la zona.

Más que nunca, a no abandonar las calles. A la avanzada represiva se le resiste. Por un fútbol sin violencia ni represión. Nos aproximamos a un nuevo aniversario del golpe cívico-militar el próximo 24 de marzo, ocasión para demostrar la vigencia de la lucha por los derechos y reivindicaciones ganadas en las calles, como por ejemplo la vuelta de los tablados y feriados de carnaval. Que mejor hacerlo en las calles. Fuera las barras y la policía connivente. Clubes manejados por y para sus hinchas. Fuera las sociedades anónimas y los especuladores financieros. Por corsos y carnavales callejeros. Que nada ni nadie le quite al pueblo trabajador el derecho a la recreación y el ocio en la vía pública.

Abajo el protocolo antiderechos de Bullrich, Milei y el Fondo Monetario Internacional.

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