¿Quién es el excomisario Salvador Baratta, elegido por Píparo y Milei para Seguridad? 

La casta policial, política y judicial.

Baratta y Píparo.

La candidata a gobernadora por La Libertad Avanza, Carolina Píparo, anunció quién sería su ministro de Seguridad en la provincia de Buenos Aires en caso de ganar las elecciones el 22 de octubre. El postulado es el excomisario Salvador Baratta, quien ocupó el puesto de subjefe de la Bonaerense durante la gobernación de Daniel Scioli. El hoy “libertario” fue pasado a retiro en 2011 -junto a otros cinco comisarios- en medio de una fuerte interna policial. Al momento de “dejar la fuerza”, Salvador Baratta era el número dos de la “maldita policía” y tenía el cargo de coordinador general de seguridad.

Baratta es un prototipo de la casta política, que pasó por todos los espacios políticos burgueses. Desafectado de la Bonaerense, se sumó en 2013 al Frente Renovador de Sergio Massa, desde donde accedió a una banca en el Concejo Deliberante de Lanús. Con el triunfo de Vidal en 2015 fue vinculándose con Cambiemos por medio de Néstor Grindetti y posteriormente a través de Diego Kravetz, el actual candidato bullrichista a la reelección como intendente de Lanús. Después de las Paso de agosto de este año, Baratta renunció a la candidatura a concejal por la línea Bullrich-Grindetti-Kravetz e hizo público su pase a las huestes derechistas de Javier Milei. Según algunos medios, el “soplo” a Juntos por el Cambio estaría vinculado al deslazamiento político de Baratta y al nombramiento del exfiscal Mariano Leguiza como secretario de Seguridad del municipio y número puesto para seguir en funciones si Kravetz es reelecto.

En disputa con María Eugenia Vidal, Salvador Baratta la calificó como la peor gobernadora de la provincia en materia de seguridad, acusándola de espiar a la Bonaerense y de armar un registro “persecutorio” de los policías de la fuerza. Ubicuo, y como peso pesado de la corporación policial, no escatimó centros a Sergio Berni (y por extensión a Kicillof) reivindicando al represor de Guernica por haber afirmado que 15.000 sumarios policiales en la provincia fueron realizados “de mala manera”, entre éstos el suyo propio. Entre bueyes no hay cornadas.

Salvador Baratta se presenta como un hombre de acción y presume de haberse infiltrado en una banda de narcotraficantes durante ocho meses. Si bien dejó la policía suele fotografiado de uniforme y sigue vinculado a este aparato corrupto y criminal a través del Sipope, que es el sindicato policial y penitenciario que preside como “gremialista”. Al Sipope se lo asocia con distintos motines y acuartelamientos de la Bonaerense y con el patrocinio de Hugo Moyano. A Baratta su “sindicato” le sirvió como ariete propio en la violenta interna de la policía provincial.

Los sótanos de la democracia

El “Berni” de Carolina Píparo suele repetir que detrás de toda organización criminal hay una complicidad política, policial y judicial. Pero como subjefe de la Bonaerense se dedicó a encubrir los ilícitos de fracciones de las cúpulas policiales asociadas al delito organizado. Baratta defiende a capa y espada la gestión del exfiscal Carlos Stornelli, quien ocupó el ministerio de Seguridad entre 2007 y 2010. Stornelli reintrodujo las figuras de jefe y subjefe de la policía, que exigía la corporación policial, y terminó renunciado después de dos hechos gravísimos.

En 2009 los familiares de Luciano Arruga, un joven detenido y desaparecido por efectivos de la policía provincial y cuyo cadáver apareció recién en 2014, denunciaron a Stornelli por maltratos y presiones para que abandonaran los reclamos de investigación. Ese mismo año estalló el escándalo por las muertes de la familia Pomar, cuyos cuerpos y el auto chocado aparecieron a un costado de la ruta, 24 días después del supuesto accidente. En el 2018, Carlos Stornelli fue involucrado en el caso D’Alessio por intento de extorsión a un empresario al que relacionaban con la Causa de los Cuadernos. El “affaire” tuvo una gran repercusión pública porque estaba asociado, además, a la investigación de una organización de agentes de inteligencia ligados a agencias nacionales e internacionales, y dedicados al espionaje ilegal y distintas actividades delictivas.

Negacionista y represor

En distintos reportajes, el aspirante a suceder a Sergio Berni la emprendió contra el “negocio de los derechos humanos” justificando así la represión y el terrorismo de Estado bajo el gobierno de Isabel Perón y la dictadura genocida. En clave Villaruel se refirió a los desaparecidos como jóvenes que “no sólo tiraban panfletos sino bombas”. Para Salvador Baratta, los efectivos de seguridad serían víctimas, impedida de actuar por el temor a sanciones de la “política” . Un llamado a reforzar la legislación represiva- en particular contra los menores- y a garantizar la impunidad policial en los casos de gatillo fácil y violencia y tortura policial.

La oscura biografía de Baratta está llena de acusaciones por actos represivos. La Coordinadora contra la represión policial (Correpi) lo denuncia como uno de los jefes policiales que intervinieron en la Masacre del Puente Puerreydón en el 2002 (el denunciado era entonces subcomisario de la comisaría cuarta de Lanús). En el 2006, fue parte de una violenta represión a los manifestantes que escrachaban a la mano derecha de Etchecolatz, el represor González Conti. En 2007 , Salvador Baratta comandó el desalojo de Kraft en la zona norte en medio de un violento operativo policial y detención de decenas de trabajadores.

La casta policial a la que pertenece Salvador Baratta está efectivamente entrecruzada con el aparato político y de punteros. El “pollo” de Píparo la conoce bien porque transitó por todos los lodazales de la política burguesa. También Carolina Píparo recorrió ese camino como diputada de Cambiemos, funcionaria de Julio Garro en La Plata y ahora candidata a gobernadora de Milei. La protección de la casta judicial la benefició cuando fraguó –junto a su exmarido procesado- un intento de asalto trucho para encubrir que habían atropellado en estado de ebriedad a dos jóvenes en moto. “Motosierra” Píparo fue denunciada también por intento de soborno a uno de los motociclistas atropellados para que retirara la denuncia.

El prontuario de Salvador Baratta es un símbolo de la putrefacta Bonaerense que defienden Sergio Berni y Axel Kicillof. El Encuentro Nacional Antirrepresivo, convocado por Memoria, Verdad y Justicia para el sábado 30 de setiembre en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, debe ser un punto de organización y militancia contra la derecha y contra todos los cómplices de la violencia policial e institucional. Preparemos la participación de los familiares y víctimas de la Bonaerense y de las distintas organizaciones de lucha por los derechos humanos.

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