Libertades democráticas
10/7/2014|1322
Reforma educativa, en crisis 1.000 secundarios en la calle
Seguir
De no realizarse reformas edilicias, el cambio curricular implicaría, en esos colegios, el cierre automático de cursos. En medio de esta situación, la dirección de la Coordinadora de Estudiantes de Base vació su congreso e impulsó la unificación con los K y la prohibición a la actuación de los partidos políticos. Hace falta un viraje de 180 grados.
La negociación sobre la aplicación de la reforma de la secundaria en Capital (NESC) está en crisis. Así lo dejaron en claro los más de mil secundarios que se movilizaron el viernes 27 de junio a los ministerios de Educación nacional y de la Ciudad, convocados por la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB).
Ocurre que, tras la inmensa lucha del año pasado, la dirección de la CEB (La Revancha, OES, Lobo Suelto-Marea Popular) había acordado iniciar una negociación en los términos pactados por el macrismo y UTE Ctera. Así, cada modalidad (normales, artísticos, técnicos) debatiría sus problemas por separado. El punto de partida de este plan era la admisión de la reforma en su conjunto. La negociación apuntaba a dirimir las particularidades de un paquete que implica el vaciamiento de la secundaria, el recorte de 140 orientaciones y la degradación de los títulos.
Los artísticos fueron los que patearon la mesa y los que más pujaron para que se organizara la marcha. Resulta que, de no realizarse las reformas edilicias, el cambio curricular implicaría en esos colegios el cierre automático de cursos. Esto quedó en claro en la bandera que encabezó las columnas: “Sin reformas edilicias no hay cambio curricular”.
La tregua también estalló por el lado de los docentes. Resulta que el PRO ya presentó en la Legislatura sus proyectos de “evaluación”, para lograr el sueño bancomundialista del “salario por mérito”.
El Congreso de la CEB
En estas condiciones estaba convocado para el sábado 28 de junio el Congreso de la CEB. La dirección de la coordinadora se esforzó para que el Congreso fuera chico (“de pocos representantes”), dejando afuera a los manifestantes del día anterior; no se llamara “congreso” para que no tuviera carácter resolutivo y que el eje del debate no estuviera en la continuidad del plan de lucha, postergado para un futuro incierto, sino en el impulso a un estatuto restrictivo de la coordinadora. Dos propuestas dejaron en claro esta orientación: unificar a la CEB con la FES (la federación-sello creada por los K) y prohibir por vía del estatuto, la participación de “partidos políticos” en la coordinadora.
La nutrida delegación de la UJS en el Congreso denunció esta política como un freno y reclamó un cambio de orientación. La propuesta de unificar a la CEB con la FES no busca reforzar la unidad del movimiento, sino crear una especie de “súper-freno”. Es la unidad para rescatar la reforma, no para luchar contra ella. El antecedente de esta fusión fue el lanzamiento del emprendimiento político “Dale Buenos Aires”, que unificó, detrás de la cara de Pablo Ferreyra, a las agrupaciones K de la FES, el PC y la “izquierda popular” de la CEB (OES-Seamos Libres).
En segundo término, rechazamos la prohibición a la actuación de los “partidos políticos” en la coordinadora, los que ahora por estatuto no podrían presentar propuestas a ser debatidas en los colegios. La dirección de la CEB, la cual sí milita en partidos políticos (Seamos Libres-Pablo Ferreyra, Marea Popular-Lozano), estaría cumpliendo el sueño de Macri y su 0800 para denunciar “infiltración política” en las escuelas, recientemente avalado por la Justicia. A nacionalistas e izquierdistas, les recordamos que una de las primeras resoluciones del ministro Taiana, en 1974, fue derogar una resolución que venía de la década infame, la que precisamente prohibía el proselitismo político en las escuelas. Hoy, sus jóvenes herederos están muy a la derecha. Denunciamos esta macarteada como funcional a los ataques del PRO y como un intento desesperado por bloquear la creciente afinidad de los pibes con el Partido Obrero y el Frente de Izquierda.
Es necesario debatir este balance en las escuelas para impulsar un viraje de 180 grados.