Libertades democráticas
2/11/1989|285
Saludo a la bandera contra el indulto

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La marcha del 20 de octubre pasado fue, tal como lo previeron sus organizadores, una manifestación de entierro de la lucha contra el indulto. La dirección de este movimiento ya había proclamado el reconocimiento de la facultad presidencial de indulto y había anticipado también que se preparaba ahora para oponerse a la libertad de Videla y compañía. La tapa de la revista Humor tradujo muy bien toda esta política, al presenta una secuencia de manifestaciones que empezaba con la oposición al indulto, seguía con otra que rechazaba el indulto a los comandantes y concluía con una que pedía que no se le levantara un monumento a Videla. El Mas había presentado a la marcha del 8 de setiembre como el resultado de su política de acuerdo con los partidos amnistiadores, pero la realidad es que el entierro solemne del 20 es el resultado cabal de esa podrida política. Menem y sus "opositores” se dividieron el trabajo para llevar a la impotencia al movimiento popular.
Luego de la tregua que se le dio al menemismo con posterioridad al 8, y que se pretendió encubrir con una campaña de firmas que ahora ha quedado en el olvido, el gobierno pude declarar el indulto en un marco de desmovilización. La marcha del 20 no cambió este carácter, pues se demoró hasta dos semanas después de la decisión de Menem y no tuvo publicidad. Según Página 12, los convocantes habían advertido que "no era una marcha como la del 8 de setiembre”. A pesar del bombeo, la concurrencia de 40.000 personas, ocho mil en Rosario y seis mil en Córdoba fueron un testimonio del potencial de movilización existente.
Llamamos a un plan de lucha contra el indulto, mediante una campaña sistemática del conjunto de las organizaciones populares.