Schulman: abuso de poder, machismo y desprecio al trabajador

El "exabrupto" del presidente de una organización integrada al Estado.

El jueves pasado, José Ernesto Schulman, presidente de la Liga Argentina por los Derechos Humanos (LADH), agredió a una vendedora de pasajes de la terminal de ómnibus de Santa Clara del Mar. “¿De qué te reís, pelotuda? Hija de puta”, la gritó enfurecido Schulman, mientras pasaba al otro lado del mostrador, donde la empleada agredida estaba junto a una compañera, para darle una cachetada y continuar con los insultos. Un aberrante acto de violencia y misoginia que despertó el repudio entre organismos de derechos humanos.

Schulman preside una organización profundamente integrada al Estado y de apoyo a este gobierno. El hecho no es menor, el kirchnerismo y las organizaciones que se referencian en él demuestran lo poco que le importan los derechos humanos en pos de defender al Estado represor y femicida.

La Liga emitió un comunicado informando que Schulman solicitó licencia de su presidencia en el organismo y se puso a disposición de lo que resuelva la organización. También refirió a la carta del dirigente, en la que se disculpaba con la trabajadora y con el “conjunto del movimiento popular”. La LADH hizo saber que se había decidido aceptarle el pedido de licencia y comenzar “un proceso de evaluación para tomar las medidas correspondientes”. La acción de la LADH apunta a encubrir los hechos repudiables de su presidente, que demuestra un profundo desprecio hacia la trabajadora e intenta desligarse de su violencia.

Schulman no cometió un “exabrupto”. Es la expresión del dirigente de una organización que por su asimilación al Estado, la defensa de los derechos humanos ha quedado reducida a acompañar los reclamos del kirchnerismo.

La cooptación de la dirigencia de la Liga (miembros del Partido Comunista) ha servido para que hayan hecho la vista gorda frente a la represión a las movilizaciones populares y en la recuperación de tierras (Guernica). Tan solo durante 2021 y bajo pandemia, se computa una muerte cada 20 horas en manos de las fuerzas de seguridad, bajo distintas modalidades: desapariciones seguidas de muerte, gatillo fácil, muertes en cárceles, en comisarías o bajo custodia. Más de estas 100 muertes en manos de las fuerzas represivas fueron efectuadas por la Bonaerense comandada por Sergio Berni, el ministro de Seguridad provincial. La LADH le ha dado la espalda a la lucha contra estas violaciones a los derechos humanos.

La defensa de los mismos, contra la impunidad de ayer y hoy, el gatillo fácil, el ajuste y la represión requieren la independencia política del Estado y los gobiernos.

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