Sobreseyeron a Javier Alagastino, enfermo psiquiátrico apresado en la cacería del 18 de diciembre

Padece esquizofrenia paranoide y vive en Dock Sud. Llamó al 911 para ´amenazar´ a Macri y pasó detenido dos meses. Entrevista con Isabel, su madre.

Foto: Federico Imas

Si algún caso retrata el carácter indolente de la represión y la persecución judicial contra la población trabajadora es el de Javier Alagastino, diagnosticado de esquizofrenia paranoide desde la adolescencia y detenido en el marco de la cacería represiva del 18 de diciembre del año pasado a la movilización contra la reforma previsional.


Con 44 años, hijo de dos jubilados de origen obrero de Dock Sud, Javier llamó en medio de la rebelión de ese día al 911, desde su celular, para despotricar contra el ajuste a los jubilados y lanzar amenazas contra Macri. Los gendarmes lo fueron a buscar y lo levantaron en Plaza Alsina, a varios kilómetros del Congreso, haciendo caso omiso a una vecina que los alertó de su enfermedad. Estuvo dos meses detenido –y descuidado– en la cárcel de Ezeiza por orden del juez federal Sergio Torres, el mismo que detuvo durante semanas a César Arakaki, Javier Dimas y otros luchadores del 18D.


Esta semana, casi un año después de su detención, la Justicia lo sobreseyó por inimputabilidad. Desde Prensa Obrera hablamos con su madre Isabel, quien ya nos había brindado un valioso testimonio en febrero sobre la historia de su hijo, cuando todavía estaba en el penal.


¿Cuándo y cómo recibieron la noticia del sobreseimiento?


Ayer a las 8 de la mañana, me llamó la abogada [una defensora oficial] y comenta que lo habían liberado de la causa. Mi contestación fue: “ah bueno, esa persona [en referencia a Sergio Torres] se sacó el tacho de basura que tenía en el corazón”. Recién hace 20 días que le hicieron la evaluación psiquiátrica. ¡Casi un año tardaron!


¿Cómo está Javier?


Ahora está muy bien, está tranquilo. Él salió muy descompensado de la cárcel, porque no había estado medicado como correspondía. Y ahí lo interné, estuvo internado todo este tiempo. Desde el lunes está en una comunidad terapéutica de Quilmes, que conseguí el traslado por Pami. Hablamos todos los días por teléfono y me dice que está contento, que hay mucho trabajo terapéutico, muchas charlas. El domingo lo voy a ver.


¿Qué opinas del accionar de la Justicia?


Actuaron mal desde el vamos. No me lo podían haber llevado como me lo llevaron. Cuando llamó al 911, lo engañaron como un bebé: con la descompensación que tenía, los gendarmes les dijeron que le den la dirección y que le iban a llevar un celular de recompensa. Ahí lo amarrocaron y se lo llevaron. Había una vecina que les decía que lo lleven a una clínica donde se atendía, a tres cuadras. No les importó. Si lo conocieras a Javier… es un amor, de persona, de hijo. En el penal, cuando lo iba a visitar, hasta las uñas me revisaban; y yo me descomponía de los nervios, por la injusticia de lo que habían hecho con él. Recién ahora se dieron cuenta.