En la ciudad de Bariloche, tres jóvenes recibieron una brutal golpiza por parte de efectivos de la policía de Río Negro el pasado 7 de enero. Sus madres dijeron que los jóvenes fueron detenidos y luego golpeados en la intersección de las calles Gallardo y Frey por 8 a 10 efectivos de la policía, quienes los acusaron de robar una Iglesia, lo cual fue desmentido por las víctimas.

La mentira de esta acusación quedó demostrada rápidamente por el hecho de que no hubo ninguna denuncia de robo por parte de esa Iglesia, quedando así en evidencia que fue un invento de la policía para justificar este atropello. 

Según el comisario Abelardo Raiman, los policías “seguían un protocolo”. Una de las madres explicó en qué consistió el “protocolo”. Dijo que a su hijo “lo abordaron por la espalda, lo agarraron y tiraron al piso, lo esposaron y comenzaron a patearlo” (Bariloche2000, 8/1/18). Esto, sumado a que a uno de ellos, ya arriba del patrullero, le colocaron una bolsa negra en la cabeza.

Luego fueron llevados a la comisaria 2ª donde los dejaron incomunicados, y es así que los familiares, recién después de una búsqueda de muchas horas, pudieron encontrar a los jóvenes en esta comisaria céntrica de la ciudad.

Es un episodio más del accionar represivo de la policía provincial que se suma a las golpizas y persecuciones en los barrios periféricos de la ciudad, a la represión a los trabajadores y al pueblo mapuche y a la desaparición de Daniel Solano –dando cuenta de la impunidad con la que actúa, garantizada por el gobierno provincial, el municipal y la Justicia.

Desde el Partido Obrero repudiamos la brutal golpiza a los jóvenes, nos solidarizamos con las víctimas y sus familiares. Hacemos responsable al gobierno municipal de Gustavo Gennuso, al provincial de Alberto Weretilneck y a la policía de Río Negro por la integridad de los tres jóvenes. Que se castigue a los culpables. Basta de represión a la juventud y a los trabajadores.