Un fallo aberrante

Desde el 15 de octubre se desarrolló el debate oral contra el agente de la Policía Federal José Luis Benítez por el brutal crimen de Rubén Darío Galarza. Después de dos semanas, terminó en una sentencia aberrante. Quedaron en evidencia las apretadas a los testigos durante el proceso, la inactividad de la UFI 17 de Lomas de Zamora durante el proceso y de la Fiscalía 17, que no investigó la causa por las amenazas del policía y de las amenazas de la bonaerense de Puente La Noria, ocurridas durante los tres años que pasaron desde el crimen.

Los peritos determinaron que Rubén Darío fue fusilado con tres disparos. En su alegato, la fiscal de juicio indicó que por lo menos hubo exceso en la supuesta legítima defensa que alegó el policía, por lo que pidió su condena. En el fundamento de su alegato, la querella pidió cadena perpetua contra el policía por homicidio calificado.

El encubrimiento desde el Estado a los hechos de gatillo fácil es una constante. La obscenidad con la que se maneja la justicia desde el primer momento que ocurre no deja de asombrar, pero particularmente en este caso se observó una mayor desfachatez de los jueces. El gatillo fácil no se detiene y fallos como este obligan aún más a organizar a los trabajadores en los barrios para combatirlo, para ponerle freno.