“Un régimen no puede ser llamado democrático si te meten preso por manifestarte”

[VIDEO] Entrevista a Esteban Rossano, de 19 años, detenido arbitrariamente el 14 de diciembre en Congreso y preso 44 días.

Esteban Rossano es el pibe de 19 años que paseaba por Congreso el 14 de diciembre y terminó detenido 44 días, víctima del operativo judicial del gobierno y del juez Claudio Bonadio para criminalizar la protesta social.

 

Fue compañero de penal del “Chino” César Arakaki, aunque no compartieron pabellón. El Chino lo quería conocer, así que una mañana él y un equipo de Prensa Obrera lo fueron a visitar a su casa, en Morón.

 

Llegamos con facturas y con una remera de regalo del Chino para Esteban. “Me dijeron que eras fanático de Boca, pero ni en pedo te regalaba algo de ese club”, lo gastó César.

 

La casa de Esteban y Pablo, su papá, es de puertas abiertas, cálida. Nos recibieron como si fuéramos viejos amigos que hace mucho no se ven. El tenor de la experiencia compartida generó un vínculo inmediato entre Esteban y el Chino. A Esteban se lo ve mucho más fortalecido que apenas salido de la cárcel. Le cambió el color de la piel, recuperó peso y brillo en los ojos. “No le deseo a nadie lo que pasé ahí adentro”, se lamenta. Alguna vez pensó en entrar al Ejército. Ahora está averiguando cómo hacer para entrar a la facultad, ya que mientras se sucedían los días dentro de la cárcel, se pasaba la fecha de inscripción.

 

 

 

 

 

La entrevista se transforma rápidamente en una conversación amistosa. El intercambio sobre lo vivido por César y Esteban en el penal de Marcos Paz es impactante. Ambos fueron procesados. Esteban por Bonadio, y el Chino y Dimas por el juez Torres. En ambos casos, se trata de un atropello, porque la justicia no tiene ningún elemento que respalde las acusaciones contra ellos, ni mucho menos para justificar el largo mes y pico de prisión que sufrieron.

 

Esteban es un tipo reflexivo. Revisa las palabras que va a decir, saca conclusiones sobre su propia experiencia. “Un régimen no puede ser llamado democrático si te meten preso por manifestarte”, dice. Se considera a sí mismo víctima de un armado judicial y político, al igual que el resto de los detenidos en las jornadas del 14 y el 18. Explica que eso sirve para asustar a los que quieran movilizarse.

 

Le comentamos a Esteban que Pablo, su papá, estuvo al frente de una intensa campaña para sacarlo de la cárcel, que no paró nunca a pesar de enfrentarse por primera vez a una situación así. Los lazos de solidaridad se tejieron entre Esteban, César y Dimas, Pablo, el Partido Obrero y demás organizaciones que batallaron para arrancar a los compañeros de la cárcel. Lazos que las rejas ni los golpes lograron quebrantar

 

-Contanos lo que te pasó a vos.

 

Esteban: Ese día, como tenía plata encima, se me ocurrió ir a comer a un McDonald’s en Capital con un amigo. Nos tomamos el colectivo en Morón, de ahí a Once y luego el subte. Estábamos hablando de qué íbamos a hacer y una señora nos dice que bajáramos antes o después de la estación Congreso, porque ahí no paró. Nos bajamos en la estación Sáenz Peña, una después, y cuando subimos la escalera se escuchó un estruendo, una bomba de gas lacrimógeno ahí adentro, había humo por todos lados y nosotros bajamos porque no se podía respirar. Una señora no podía respirar y nos pidió ayuda, subimos para salir del subte con la señora. Caminamos una o dos cuadras y nos pusimos al lado de una cámara, creo que de C5N…. Eran las 15:30 o 16 horas más o menos.

 

-Después de la primera represión.

 

E.: Donde estábamos empezaron a tirar piedras, así que con mi amigo nos alejamos, caminamos para volver para el lado del Congreso, pensando ya en volver porque había protestas en todos lados. Después me enteré de por qué era, y la protesta está bien hecha. La cosa es que veníamos por Rivadavia y doblamos por Callao, seguimos dos o tres cuadras. Queríamos volver pero no pasando por los mismos lugares. Nos ponemos al lado de un hombre y dos mujeres, atrás nuestro había griterío, nos damos vuelta y había una mujer a la que le estaba pegando Gendarmería. Nos acercamos a ese grupito, éramos siete u ocho, a decirles que le dejen de pegar, en la esquina de Bartolomé Mitre. Un señor nos dice que nos vayamos por la cara del pibe y que no vayamos por eso. Nos fuimos hacia Perón y ahí me agarraron los gendarmes, como iban a agarrar a todos los que estaban en esa cuadra. Uno me señala y dice “a este pibe, que está tirando botellas de vidrio”. Al mirar para atrás, me tiraron una bala de goma en el brazo, y decían que me tirara al piso, apuntándome al pecho, y me dieron patadas por todos lados hasta que me subieron a un camión en Mitre. Le explico que iba a McDonald’s y luego a jugar a la pelota, que tenía la ropa en la mochila, pero no me dio bola y me quitan la mochila y me suben a otro camión que estaba adelante. Les pregunté adónde me llevaban y me dijeron que cuando llegara me iba a enterar. Después entraron más pibes al camión, presos también. Mi amigo zafó porque un señor dijo que era el hijo. Nos llevan a un edificio, que era el Edificio Centinela [el edificio de Gendarmería], donde me hicieron hacer las huellas y todo eso. Ni para ir al baño te daban pelota. Al otro día nos llevaron a Comodoro Py, junto a cuatro más. En Comodoro Py me hicieron declarar. Les dije que iba a comer y a jugar. Hasta ahí, todo bien. Estaba bajando con la mochila, me la revisan y sacan la ropa y debajo de todo dos piedras y folletos políticos. Aunque tuviera eso, ¿por qué estuve preso 44 días? No tiene ninguna lógica, no robé, no maté, no hice nada. Sólo por estar en un lugar que se está protestando, ¿van a detener a cualquier? Al otro día, creo que fue, me deniegan la libertad.

 

-¿Ya te habías podido comunicar con tu viejo?

 

E.: Primero me comuniqué con mi hermano, y le dije que no se preocuparan, que estaba en lo de mi primo Pato, porque yo creía que iba a salir o al otro día. ¡Estuve preso 44 días! Cuando declaré con el fiscal, escuché de que había videos y fotos con los que nos acusaban. Mi abogado preguntó por qué no lo habían traído antes.

 

-¿Por qué están libres ahora?

 

E.: Estamos en libertad bajo proceso. Mi abogado me leyó el expediente de lo que se me acusa: de estar en la marcha, de intimidación pública; dicen que yo le tiré una piedra a una persona, de eso me acusan. En Gendarmería me acusaban de destrucción de propiedad del Estado, de intimidación pública, resistencia a la ley y tres o cuatro cosas más. A la semana me enteré de que sólo era intimidación pública.

 

-¿Te recibió el juez?

 

E.: El lunes antes que me den la libertad, me dijeron que iba a hablar con él, pero hablé con la secretaria y ella quería en todo momento que dijera que yo había pasado el vallado de Gendarmería para que me agarren. Yo le expliqué por iba caminando por la vereda con mi amigo… bueno, toda la historia.

 

-Desde que saliste hasta ahora, ¿tenés novedades?

 

E.: ¿Del gobierno, de la Justicia? Nada. Nadie se hizo cargo de que hubiera estado encerrado con personas condenadas, que no hubiera podido ir al laburo, nada.

 

-Estamos impulsando la lucha por el desprocesamiento, porque es todo un invento…

 

E.: Sí, un invento, pero además para meter miedo, por eso se llevaron a gente en cana, unos por no hacer nada y otros por estar ahí solamente. En la televisión decían que no había presos políticos, cuando yo todavía estaba preso.

 

[Interviene Pablo, papá de Esteban]: Hoy tiene que ir a hablar con el abogado y ahí van a ver.

 

-Nosotros lo vamos a apoyar, ya sabés…

 

P: Se los agradezco, me hicieron la gamba. El otro día, cuando estaban ustedes, como les dije, yo no participo en política, pero estuvo rebueno que había gente de diferentes sectores, gente joven, que estaban bien entre ustedes. Ojalá que dentro de diez años, o no tanto, tengamos dirigentes como ustedes. En lo inmediato es que mi hijo esté afuera y siga su vida normal, y ahora que lo desprocesen.