Una nueva provocación de Cecilia Pando

Fue con un grupo al Ministerio de Justicia presentar un petitorio por la impunidad de los represores de la dictadura, y agredió a empleados estatales que se manifestaron en su contra.


Cecilia Pando –activista en favor de los genocidas, ex candidata por el menemismo, integrante del grupo de ultraderecha “Memoria Completa”– montó esta mañana, junto a una comitiva de abogados y amigos de militares de la dictadura, una nueva provocación política, que incluyó una agresión contra trabajadores estatales amparada por la policía (según denunció ATE Capital).


 


Sucedió en el Ministerio de Justicia. El grupo de Pando fue allí a alcanzarle al titular de la cartera, Germán Garavano, un petitorio en favor de la impunidad de los asesinos de la dictadura; toda una provocación, en un cuadro marcado por la reciente movilización de cerca de un millón de personas en todo el país contra el beneficio del 2×1 a los genocidas.


 


Al canto de “Ahí están, ahí los ves, los que se roban los bebés”, un grupo de trabajadores estatales nucleados en ATE –que se encontraba allí protestando contra las paritarias de miseria firmadas por el gobierno nacional y UPCN, y por el aumento salarial a los trabajadores de maestranza de Justicia– buscó impedir que se consume la reunión. El grupo de Pando respondió con ataques y propinándole golpes a una trabajadora.


 


Finalmente, el cordón que los estatales armaron en la puerta del ministerio logró que el grueso de los pro-genocidas debiera retirarse, pero Pando logró abrirse camino en medio del forcejeo, donde fue recibida por Garavano.


 



 


Pando no es una loca suelta. Busca explotar la política del macrismo en pro de la impunidad de los represores –manifiesta en las reuniones de Claudio Avruj con sus familiares, en la negación del genocidio por parte de varios funcionarios, en la puesta en cuestión del número de desaparecidos–, que se refrendó días atrás con las declaraciones de Elisa Carrió, candidata de Cambiemos en la Capital, en favor del beneficio de la prisión domiciliaria para los torturadores, asesinos y apropiadores de bebés de la dictadura.


 


Detrás de esta “reconciliación” con los militares promulgada por el gobierno y la Iglesia, el fin último es reincorporar a las Fuerzas Armadas en tareas de vigilancia interna –algo que empezó con los K con la designación de César Milani–, para reforzar la represión contra aquellos que salgan a enfrentar el ajuste.