El gobierno se vio finalmente forzado a levantar la sesión para tratar la reforma jubilatoria, luego de que la movilización popular hiciese caer el quórum en la Cámara de Diputados.

Pero ello no le impidió continuar con la carnicería represiva, para la cual había desplegado un operativo de militarización con vallas, carros hidrantes y más de 1.500 agentes de Gendarmería, Prefectura y Policía Federal.

 

 

 

Hay al menos 15 detenidos en los alrededores del Congreso en una verdadera cacería represiva.

Las balas de goma y gases lacrimógenos, las golpizas y el ataque de los carros hidrantes contra los manifestantes –que la oficialista Carrió defendió cínicamente en el recinto, afirmando que “tienen que tener cuidado los diputados de no atropellar a las fuerzas del orden”– se prolongaron por más de dos horas luego del levantamiento de la sesión, en un amplia área alrededor del Congreso. Sin ponerse roja de vergüenza, Carrió había dicho en el recinto que "no respondería con violencia". Se cumplen cuatro horas de represión para hacer pasar una ley que es un robo a los jubilados. 

 

 

Entre los heridos hubo diputados y periodistas. En la trasmisión televisiva, se podían ver los impactos de más de 10 balas de goma lanzadas contra el fotógrafo Pablo Piovano.

 

 

La continuidad de la represión constituye la venganza del macrismo contra los miles de luchadores que impusieron una primera derrota al intento, mancomunado con los gobernadores, de destruir el sistema previsional.

En este escenario, corresponde que la CGT y las CTA mantengan la convocatoria al paro del 15, para repudiar la represión y lograr el retiro definitivo de los proyectos de reforma antiobrera.