El ex capellán de la Policía Bonaerense en tiempos de Camps, Christhian Von Wernich, sigue celebrando misa en la cárcel de Marcos Paz (Inter Press Service, 1/2), donde cumple condena a reclusión perpetua por su participación en el asesinato de siete personas, 31 casos de tortura y 42 secuestros durante la última dictadura.

Allí comparte pabellón con notorios represores, entre ellos Alfredo Astiz, Jorge Acosta, Miguel Etchecolatz y Luis Patti.

Von Wernich fue condenado en octubre de 2007. Si dos años y medio después continúa celebrando misa, es porque la Iglesia se lo permite.

El clero no se pronunció durante la detención de Von Wernich ni durante el desarrollo del juicio. Recién tras conocerse la condena, Guillermo Marcó -entonces vocero de monseñor Bergoglio- afirmó que con la sentencia se pretendía "socavar la imagen de la Iglesia".

En aquel momento, el obispo Elizalde llamaba a orar por Von Wernich "para que Dios le conceda la gracia necesaria para comprender y reparar los daños causados". Elizalde también señaló que su situación como clérigo "tendrá que ser resuelta en el momento oportuno en conformidad con el derecho canónico". Ese pronunciamiento nunca se produjo ni tampoco la Iglesia volvió a referirse al tema en público.

Von Wernich recorría las mazmorras de los campos de concentración dando apoyo "espiritual" a los torturadores, colaborando en arrancar confesiones a los secuestrados e incluso participaba en operaciones con los "grupos de tareas". La actividad de Von Wernich en los campos de concentración no podía ser desconocida por la jefatura eclesial. La Iglesia apoyó a la dictadura militar y bendijo sus crímenes, incluso entre sus feligreses. Fue cómplice y encubridora del asesinato de al menos 30 miembros del clero y 60 líderes laicos.

Von Wernich sigue dando sermones tras las rejas para una feligresía compuesta por genocidas y torturadores, bajo la custodia del Servicio Penitenciario y con la bendición de la "Santa Madre".