Libertades democráticas
6/2/2002|740
Vuelven a liberar a Astiz
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Después de 32 días de detención, el represor Alfredo Astiz fue liberado como consecuencia de la negativa del gobierno a acceder a la extradición solicitada por Suecia para juzgarlo por el secuestro y asesinato de la joven Dagmar Hagelin.
En la resolución que niega la extradición, el régimen de la “democr acia” se reconoce como la continuidad jurídica ´es decir, social y política´ de la dictadura, cuando reivindica la absolución del torturador Astiz por los tribunales militares: “La resolución 113 de la Cancillería sostiene que ‘los hechos por los cuales se requiere al señor Alfredo Astiz fueron investigados por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que lo absolvieron por considerar que no estaban probados los hechos que se le imputaban’…” (La Nación, 4/2).
La negativa del gobierno de Duhalde a extraditar a Astiz forma parte de una “política de Estado”, es decir común al conjunto de los partidos políticos del régimen. Astiz se benefició, hace seis meses, de otra negativa de extradición, y Duhalde se apoyó ahora en un decreto firmado por De la Rúa en los últimos días de su gobierno, por el cual se prohíbe a la Cancillería dar curso a los pedidos de extradición contra los represores de la dictadura.
El decreto de De la Rúa, que Duhalde ahora ha hecho suyo, no sólo busca reforzar la impunidad de los asesinos y torturadores; pretende además “reinstalar” a las Fuerzas Armadas como un organismo activo de represión contra el pueblo. Esto es lo que dice Duhalde cuando afirma que “los militares deberían tener tranquilidad de que no serán extraditados y que se debía buscar una función social para los uniformados” (La Nación, 2/2).
Alfredo Astiz, el asesino de Dagmar Hagelin y de Azucena Villaflor (fundadora de las Madres de Plaza de Mayo), y el hombre que se rindió a los ingleses sin disparar un solo tiro, es un símbolo de la dictadura genocida y proimperialista. En Mar del Plata, no muy lejos de donde fue liberado Astiz, está preso Emilio Alí, símbolo de la lucha piquetera y popular. Esta es la “democracia”: mantiene preso al luchador Alí y libera al genocida Astiz.