Ante la entrega humillante y el cogobierno con el FMI

La necesidad (y la oportunidad) de un Plenario Piquetero Nacional.

Desde noviembre del año pasado, el Polo Obrero viene proponiendo, mediante un debate franco, al conjunto de la Unidad Piquetera -un heterogéneo y numeroso grupo de organizaciones piqueteras que venimos enfrentan el ajuste en calles- la necesidad de la realización de un plenario nacional piquetero para afinar una caracterización de la etapa que nos permita votar un programa, levantar un pliego de reclamos inmediatos y elaborar un plan de lucha nacional para llevarlas adelante.

El agravamiento de la situación es innegable, una inflación estimada en 60% es por sí misma una radiografía de lo que nos espera; se suman ahora los anuncios del acuerdo con el FMI, que son claros en que los trabajadores deberemos enfrentar un ajuste salvaje. Un cogobierno con el FMI que monitoreará las cuentas del Estado solo puede traer más penurias a los trabajadores.

Enfrentamos la emergencia de una vuelta de tuerca más al ajuste, con millones sin trabajo o con trabajo precario, más de 4 millones de personas en la indigencia y casi 50% de pobres.

Mientras tanto, se suceden los desalojos de recuperaciones de tierra que llevan a cabo vecinos necesitados de un pedazo de tierra para vivir, ante la imposibilidad de acceder a una vivienda y los bajísimos ingresos de la mayoría del pueblo; la situación seguramente se agravará por la crisis habitacional en que viven millones.

La interminable violencia contra la mujer crece mientras los programas del Ministerio de la mujer son poco menos que cartón pintado.

El movimiento piquetero ha tenido un gran desarrollo en el último año, camadas de nuevos luchadores se han sumado a la lucha callejera. La extensión geográfica del movimiento habla de sus potencialidades: en las últimas jornadas el plan de lucha se extendía a más de 100 puntos del país, entre cortes de ruta, puentes y movilizaciones al poder político; así como en Salta, Jujuy o Misiones, por ejemplo, la Unidad Piquetera programó más 20 cortes de rutas nacionales y provinciales, se dieron los cortes de la ruta N° 40 en el sur del país o las grandes movilizaciones de Córdoba o Rosario.

Por otro lado, en muchas provincias grupos han confluido con la Unidad Piquetera al calor de las jornadas nacionales y provinciales, construyendo un frente único de organizaciones con enormes potencialidades de impulsar fuertes acciones y avanzar en las reivindicaciones inmediatas.

Hemos tenido avances importantes: logramos abrir los programas sociales, conquistamos varios refuerzos, bonos y un aguinaldo casi completo en diciembre, a fuerza de piquetes, y le pusimos un límite a las políticas de reducción de la asistencia alimentaria.

Sin embargo, los programas sociales han sufrido, como todos los ingresos fijos, un enorme ajuste vía inflación, que ha dejado el monto de los planes en la mitad de la canasta de indigencia, además tanto la calidad como la variedad y la regularidad mensual de la asistencia a los comedores son un enorme problema aún sin solución.

Fuimos protagonistas de grandes jornadas de lucha contra la entrega al Fondo, la última llenando la Plaza de Mayo el 20 de diciembre pasado.

Por otro lado, varias de las organizaciones que integramos esta unidad, hemos participado en los últimos años de tres asambleas piqueteras, siguiendo la tradición como las de Salta, La Matanza o las siete Asambleas Nacionales de Trabajadores, que votaron programas políticos muy importantes e impulsaron planes de lucha, preparando al activismo piquetero para enfrentar el ajuste. Armados de una caracterización del gobierno de los Fernández, los plenarios fijaron un plan de lucha que fue el canal para decenas de miles que son golpeados por el ajuste, primero de Macri y luego de Alberto.

Estos plenarios siempre llamaron a la unidad de los desocupados con los trabajadores ocupados, lo que nos permitió sumar a sectores que fueron rompiendo con el Triunvirato de San Cayetano -que se incorporó al gobierno del Frente de Todos- y también de orgas desilusionadas con el gobierno.

Es también la oportunidad para llamar a los compañeros de las organizaciones cooptadas a romper con la Utep, que seguirá siendo un factor de contención de la lucha y de sometimiento al gobierno fondomonetarista.

El próximo 2 de febrero, la totalidad de las organizaciones de la Unidad Piquetera han comprometido su presencia en una reunión de organización y preparación de un Plenario Nacional Piquetero.

Los desafíos son enormes, la realización de este plenario nos permitirá debatir los problemas que aquejan a los trabajadores: el trabajo, la tierra y la vivienda, la violencia de género, la represión estatal, la cuestión de la juventud en los barrios y otros.

Ante el pacto humillante con el FMI y sus consecuencias desastrosas, la necesidad de unir fuerzas en un plan de acción común que levante nuestros reclamos, que sea un punto de reagrupamiento, cobra aún más fuerza; es indispensable que el activismo piquetero agite sus bases con una deliberación desde abajo para levantar una fuerza que está en condiciones de arrancar importantes e imprescindibles reivindicaciones, a la par que sume fuerzas a la unidad de la clase obrera para enfrentar a los gobiernos hambreadores y abrirle paso a una perspectiva independiente de los trabajadores.