Movimiento piquetero
28/10/2004|874
Ante la ofensiva del gobierno y la jerarquía de la Iglesia contra los trabajadores
Trabajo para todos o subsidio de 350 pesos para todos los desocupados
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Sobre un libreto previamente acordado con la jerarquía de la Iglesia, el gobierno ha comenzado un ataque a fondo contra los planes de empleo que asisten aproximadamente a un millón novecientas mil familias mediante 150 pesos por mes, entre planes nacionales y provinciales.
¿Qué pasó?, ¿sobrevino el empleo masivo? ¿Se acabaron los fondos para paliar los efectos de la desocupación? Ni una cosa ni la otra.
La desocupación persiste en un 19%, más una subocupación también masiva que arrojan más de cuatro millones de desocupados. Y en lo que hace a los fondos, el superávit fiscal “alcanzará este año, entre el 5 y 6% del PBI, muy lejos del 3% prometido por el Presidente” (Clarín, 25/10).
El gobierno se alinea con el Banco Mundial, el FMI y el conjunto de la banca, quienes reclaman más y más dinero para el pago de la nueva deuda externa que abarca la friolera de 125.000 millones de dólares y en cuyo altar se congelaron los planes en 150 pesos y se despidió a 400.000 compañeros de sus filas mientras se ha mantenido una brutal devaluación de los salarios de docentes, estatales y de los gastos de salud y educación. Del mismo modo que confiscaron a los ahorristas en beneficio de la banca mediante la pesificación resuelta por la Corte Suprema de Kirchner.
El gobierno y la jerarquía de la Iglesia atienden también los reclamos de la Cámara Argentina de la Construcción, la Sociedad Rural y el conjunto de la clase capitalista que quiere manos libres en el mercado laboral para explotar por cifras ridículas, de sol a sol, a millones de argentinos, cuando el 47% de la economía está en negro. Los exiguos 150 pesos se transforman en un obstáculo para pagar empleos temporarios, a menudo en negro, por 200 ó 300 pesos.
El plan Familias que se lanza para reemplazar los planes, elimina la responsabilidad del Estado frente a los desocupados. El planteo de los obispos es “él que trabaja gana, el que no, no”, olvidándose de los millones de desocupados. La misma posición de los estancieros con los gauchos hace un siglo y medio, con el agravante de que ahora no se trata de ir a una estancia sino al abismo de la desocupación que ellos mismos crearon con las privatizaciones, con la flexibilidad laboral, con la miseria salarial, descargando la deuda externa y la crisis que los capitalistas crearon sobre las espaldas de los trabajadores.
El plan Familias, también impulsado por Elisa Carrió, López Murphy y la UCR, se refiere a madres solas, que se declaren indigentes con un tope de 200 pesos.
Será sobre un universo sensiblemente inferior a los actuales beneficiarios de los planes nacionales y provinciales. Y además buscan desviar el eje de una reivindicación de los trabajadores al de la caridad.
No tienen autoridad para hablar contra el clientelismo precisamente la Iglesia, Duhalde y ahora Kirchner, quienes repartieron las planillas de los planes Jefas y Jefes desde los consejos consultivos, cuyas prácticas punteriles enfrentamos precisamente las organizaciones piqueteras de esta Asamblea Nacional. La organización de los desocupados en asambleas barriales, mediante cuerpos de delegados que luchan por el puesto genuino, constituyó bolsas de trabajo y defendió con sus proyectos comunitarios y productivos a los trabajadoras de la explotación mediante el empleo de desocupados en lugar de obreros municipales o estatales, o incluso en empresas privadas mediante el plan de la ex ministra y hoy diputada Camaño de Barrio- nuevo. Contra ese clientelismo, para extender los planes a todos los desocupados corrió la sangre de Kosteki y Santillán y de tantos! otros compañeros.
Al clientelismo se lo combate con la universalización de un subsidio para todos los desocupados que no puede estar por debajo de 350 pesos, hoy el 80% del importe del salario mínimo, equivalente a la línea de indigencia. Continuaremos la lucha por estos objetivos, mientras no haya trabajo para todos los compañeros.
Pero no vimos ni escuchamos a los obispos de la Iglesia argentina! cuando, apoyados en nuestra formidable movilización, la ANT llegó al Congreso de la Nación con un proyecto alternativo de ley laboral [ para reducir la jomada laboral a 6 horas, repartir las horas de trabajo, derogar todas las leyes flexibles, terminar con el trabajo en negro y] elevar a 800 pesos el salario mínimo. El poder político, con el silencio de la Iglesia y el apoyo de las dos centrales sindicales, prefirió una segunda ley Banelco.
Aquellas propuestas de la ANT son el camino para acabar con la desocupación, y así se defiende la cultura del trabajo. No le enseñarán la “cultura del trabajo” a las madres y padres de la clase obrera argentina que se ha jugado en Caleta Olivia cortando rutas y ocupando las empresas petroleras que se roban la riqueza y el futuro de nuestra juventud. Con esa lucha nuestros compañeros consiguieron más de 2.000 puestos de trabajo en la industria petrolera y de la construcción que le niegan el gobierno y los pulpos capitalistas en todo el país. Así lo vienen haciendo desde Tartagal, Mosconi y Cutral-Co y así lo seguiremos haciendo en unidad con toda la clase trabajadora por trabajo y por salario.
Esta lucha cuesta ya 40 presos políticos, represión y más de 4.000 procesados en este gobierno de Kirchner y el FMI. Su libertad, junto a todas las reivindicaciones, serán las consignas de esta navidad; nos tendrán en la calle cada día en cada rincón del país y por ella marcharemos hacia la Plaza de Mayo este 20 diciembre. Fuera el FMI, vivan los trabajadores.