Córdoba: la palabra de las que sostenemos las ollas populares para organizar la lucha contra el hambre

Impulsamos la intervención de los trabajadores para enfrentar el ajuste de Milei y Llaryora.

Asamblea Ampliación Altamira Córdoba.

Olla Popular en Barrio Altamira.

Desde antes de la pandemia, los comedores y las ollas populares asistían a los desocupados en los barrios de nuestra ciudad de Córdoba. Cuando llegó la pandemia, al aumentar la desocupación, la demanda en las ollas creció tanto que una olla por barrio no era suficiente para abastecer a todos los que se acercaban con un tupper a buscar su porción de comida.

Pasó la pandemia, pasó el gobierno de los Fernández; ahora con la presidencia de Javier Milei no hemos mejorado en nada en los barrios de Córdoba. Al contrario, las ollas cada vez son más necesarias, porque los salarios no guardan relación con la suba de precios, todo sube menos los ingresos populares. Para peor, el gobierno pretende cerrar los comedores.

Al no recibir una asistencia de conjunto por parte del gobierno nacional, provincial y municipal, las ollas populares se sostienen con el esfuerzo y aporte de cada compañero de los que formamos parte de las asambleas; algunos aportamos con dinero, otros con verduras, carne, o simplemente, en el caso de la asamblea que formo parte, con algo de ropa usada para luego ser vendida y así autofinanciar la comida del barrio.

Es muy triste hacer dos ollas grandes llenas de comida, ver filas y filas de vecinos por un plato de comida que a veces no alcanza ni para acostarse lleno; algunos se van con su tupper vacío porque nunca es suficiente y ¿cómo se le explica a un niño que no alcanzó la comida?

Hoy trabajo no hay, y a nosotros los precarizados y/o desocupados no nos queda otra que asistir a comedores y ollas populares y no por comodidad, o porque nos gusta todo de arriba sino porque todos quienes gobernaron nos han llevado a esto: si hoy hago la comida no me alcanza para pagar el alquiler, la luz, el agua o comprar una garrafa. Por eso mismo, cada vez somos más los que nos organizamos en contra de este ajuste, hambre y miseria que nos está imponiendo este gobierno ajustador.

Nosotros los pobres no somos la casta, somos argentinos con hambre, somos argentinos desesperados y somos los que alimentamos a los que hoy en cada barrio no tienen para comer, por eso mismo hoy estamos en lucha por la restitución de los alimentos a los comedores. Sin mirar banderas políticas ni religiosas; el hambre no sabe de política, no sabe de religión, el hambre es hambre en cualquier parte del mundo.

Las ollas populares que impulsamos con el Polo Obrero no solamente son un paliativo para las familias golpeadas por la falta de trabajo y la miseria de los ingresos; impulsamos a los vecinos a organizarse contra el ajuste y la miseria que estos gobiernos (nacional, provincial y municipal) nos imponen a los trabajadores precarizados y desocupados. Por eso mismo, vení y organizate para luchar por algo tan fundamental como es el derecho a la comida.

La lucha contra el hambre y la miseria la tenemos que dar en unidad. Por eso es que las ollas son una instancia para encontrarnos y debatir cómo hacemos para que la comida alcance para todos quienes la necesiten, cómo hacemos para luchar por trabajo genuino.

Días atrás, el vocero del Polo Obrero, Emanuel Berardo, en un programa de televisión, debatió con un representante libertario que, por supuesto, defiende a Milei; en la ocasión quedó muy claro el pensamiento fascistoide de quienes nos gobiernan, al decir el referente libertario que “los chicos con hambre esperen un poco más”, algunos de ellos si “aguantaron 14 años por qué no pueden aguantar un poco más”. Así de caraduras son estos libertarios ¿Cómo se le explica a un niño que “resista” el hambre?

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Esta situación no puede seguir así, necesitamos respuestas urgentes, y podemos tenerlas si intervenimos en un plan de lucha para arrancar la huelga general. El hambre no puede esperar, por eso mismo el pasado jueves nos organizamos para la unidad en la lucha con otros sectores, tanto sindicalistas, como precarizados y desocupados. Este es el camino: para reforzar la lucha vamos a impulsar ollas populares para organizar la lucha contra el hambre en los barrios.

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