Días atrás se cumplieron seis años de una enorme conquista de los compañeros del Polo Obrero. Resulta que en julio del 2017, luego de 1 año y 8 meses de que 150 familias tomaran un predio abandonado en barrio Cabildo el gobierno establecía un acta que hacía entrega del terreno a las familias.

Esta importante victoria fue fruto de la tenaz lucha por acceder a la vivienda digna. Usurpadores gritó el gobierno, los medios y los funcionarios. La tierra para los trabajadores no para los especuladores dijeron los compañeros. Y pasaron aprietes, intimidaciones, las lluvias y los temporales que volaban todo, que arruinaban colchones, el frió y la cana metiendo el pecho. Aún así los compañeros y sus delegados nunca abandonaron, rechazaron al gobierno cuando quiso comprarlos con salidas individuales y lograron convertir un basural en un barrio obrero.

Ocho años pasaron desde el inicio de esta lucha que abrió paso a un método. Al día de hoy son 200 las asambleas del Polo que se organizan con independencia del Estado luchando contra el hambre, la pobreza, por el trabajo genuino, dando verdaderas lecciones de cómo se enfrentan los planes de ajuste, forjando la unidad entre trabajadores ocupados y desocupados.

En un cuadro electoral que nos plantea el debate de qué izquierda necesitan los trabajadores, el triunfo de la toma de Cabildo y la lucha del Polo Obrero y la Unidad Piquetera refuerzan la posición de que la izquierda debe estar a la cabeza de las luchas populares, promoverlas y organizarlas, siendo esta la única forma para representar una salida para los trabajadores. El Polo Obrero va a continuar en las calles y también va a organizar la lucha por conquistar el voto de los trabajadores en todos los barrios donde se encuentra.

Fuera los políticos capitalistas. Vamos con la izquierda que se planta.