El ataque de Tolosa Paz a los beneficiarios del Potenciar Trabajo

La nueva ministra trató de vagos a quienes cobran programas sociales.

La nueva ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, mostró su programa para la cartera tratando de vagos a quienes cobran programas sociales. “No podemos tener una población activa que piense que es lo mismo trabajar que no trabajar”, sostuvo; una línea calcada de la de Patricia Bullrich.

Este ataque a las y los beneficiarios del programa Potenciar Trabajo, diciendo que les da lo mismo trabajar o no, apunta en un sentido claro: no más altas dice la ministra. Se ataja diciendo que el país está creciendo, por lo que no haría falta abrir nuevos programas sociales.

Los números la desmienten totalmente: un millón doscientos mil beneficiarios del Potenciar Trabajo entre casi cuatro millones de indigentes que no tiene para comer todos los días (el 8,8% de la población del país). Este contraste entre el número de programas sociales y los varios millones más de desocupados y subocupados es lo que explica la masividad del reclamo por la apertura de los programas.

¿De qué habla la ministra? ¿Se enteró que la mitad de los chicos en edad escolar en el país están por debajo de la canasta de pobreza? El mismo gobierno tuvo que anunciar un bono para personas bajo la línea de indigencia, que se cobrará por única vez en dos cuotas y solo para aquellos sin ingresos. La inscripción al bono será nuevamente masiva, desmintiendo a la señora Tolosa Paz.

Además no hay tal despegue económico, sino un rebote posterior a la pandemia que empieza a agotarse. Por eso el desempleo y subempleo no bajan, y el trabajo que se crea es de miseria. Si para algunas familias “es lo mismo” trabajar que no trabajar es porque para la clase capitalista (cuando puede) y para el Estado “es lo mismo” el monto del salario que el de los planes sociales. No se perdió la “cultura del trabajo” sino la “cultura del salario”.

Esta política de destrucción del salario la promueve el mismo Estado, como lo muestra el hecho de que el salario mínimo vital y móvil está en 56.000 pesos, menos de la mitad de canasta de pobreza. La realidad de salarios de hambre se extiende en muchos sectores rurales, del vestido, del trabajo doméstico, entre otros. En lugar de frases moralizantes para embellecer el ajuste, si quieren promover la cultura del trabajo debieran poner en marcha el plan de creación de un millón de puestos de trabajo por convenio que presentó la Unidad Piquetera hace ya más de un año.

Pero el gobierno va en otra dirección. Los dichos de la ministra confirman que, para consolidar esta tendencia al trabajo por monedas, es necesario como le indicó el presidente “terminar con las altas en los programas sociales”. Esta reducción va a forzar que la gente vea que “no es lo mismo” trabajar que no trabajar y vaya a trabajar por salarios de 20, 30 o 50.000 pesos, fuera de convenio y encima sin el apoyo del cobro del programa.

Con esta política de precarización laboral el peronismo se está pasando a la banda de los esclavistas como Milei. No se plantea terminar con la pobreza sino terminar con los planes, o sea con los ingresos de buena parte de las familias pobres. El plan de hacer bajar el padrón del programa Potenciar Trabajo, que proclaman la ministra y el presidente, ya se está llevando adelante masivamente con las auditorías, que golpean con bajas al sector mas desorganizado del programa.

El golpe a los programas sociales es también un golpe a las organizaciones “que marchan por la 9 de Julio”, como dijera Cristina Kirhcner cuando encabezó el ataque político contra las movilizaciones piqueteras. La ministra millonaria repite aquí el mandato de la vice, otra millonaria.

En realidad, toda la sanata del trabajo y el no trabajo de la ministra apunta en una sola dirección: cumplir con los preceptos que el FMI acordó con Massa. El ataque a los desocupados encubre la defensa de los privilegios millonarios del Fondo Monetario, los sojeros, los bancos y los bonistas de la Argentina. Esos son los verdaderos parásitos de este país.