El padrón de desocupados y la bolsa de trabajo

Una organización de desocupados que no desenvuelva una tarea que contemple el empadronamiento de los desocupados y una bolsa de trabajo, no podrá desarrollarse ya que no contará con el elemento ideal que le sirva como factor de movilización y de organización. La bolsa de trabajo no es una mera base de datos que vamos a ir a ofrecer a las patronales en la espera de que se les “afloje el corazón” y nos llamen para darnos algún puesto. Si ése es el horizonte, la organización terminará por convertirse en una agencia de empleo. La organización crea la bolsa de trabajo como soporte de la organización.


Sobre la base de movilizaciones masivas y de las acciones directas, en el Norte de Salta se impusieron las bolsas de trabajo de las diferentes organizaciones de desocupados y de cada localidad del Departamento San Martín (que incluye a las localidades de Embarcación, Cornejo, Mosconi, Tartagal, Aguaray y Pocitos). Esto también fue producto de las resoluciones y programa del Congreso de Trabajadores y Desocupados del Norte de Salta del año 2000 (Programa de 21 puntos).


 


Arrasar con la burocracia sindical


Las sucesivas reformas laborales y la flexibilización laboral impusie ron convenios negreros, entre los que se destaca el de la Uocra. En esta zona, como en muchas otras del país, este convenio constituyó la base de la escala salarial para la mayoría de las ramas de actividad ya que llegó a aplicarse en la industria petrolera, con la anuencia del Sindicato de Petroleros Privados. En este aspecto, las organizaciones de desocupados pasaron por encima de las burocracias sindicales, en particular de la Uocra, que por mucho tiempotransaba con las contratistas petroleras, es decir, las que tercerizaban los trabajos, bajo un Convenio de 1,14 pesos por jornal horario (0,88 pesos de bolsillo por hora de trabajo).


Entre los puntos del Programa y el Plan de Lucha del Congreso del año 2000, se fijaba la exigencia de un jornal de 2,50 pesos por hora para la categoría de ayudante de todas las ramas de actividades1. Las movilizaciones masivas, los cortes de ruta, la resistencia a las sucesivas represiones, fueron dando una autoridad a las organizaciones de desocupados, que hasta lograron imponer la renuncia del burócrata de la Uocra. A partir de la lucha organizada se fue imponiendo a las petroleras que los listados de ingreso a las diferentes obras en esa industria debían ser prioritariamente de las bolsas de trabajo de los desocupados.


Hace muy poco tiempo, en la construcción de un gasoducto las contratistas debieron reunirse con los representantes de las organizaciones de cada localidad, no sólo para definir la cantidad de puestos que le correspondía a cada organización, sino además el básico para la categoría de ayudantes, que se acordó en 800 pesos. Esto es más del triple del convenio negrero de la Uocra. Como la empresa mandó a revisación pre-ocupacional a más gente de la que debía tomar, según sus propios planes, se acordó que a los revisados se los tomara y que realizaran trabajos comunitarios, a razón de 500 pesos, más salario por hijo, más ayuda escolar, más los materiales para estos trabajos, que por lo general se realizaban en escuelas y en lugares que los propios desocupados determinaban (construcción de aulas, comedores y refacciones diversas).


 


Los límites del método de funcionamiento


El Congreso del 2000 dejó más de una enseñanza. El método de la acción común, coordinada, llevó a que se impusiera una autoridad indiscutible de las organizaciones. Cuando se abandona este método, cuando se instala una suerte de competencia por quién consigue más puestos que otros, que trasladado al caso nacional sería la competencia por ver quién arranca más bolsones, más planes, etc.; no se construye una organización con una perspectiva de lucha por el poder, para la unidad de ocupados y desocupados. Quedarse en el marco de la lucha reivindicativa condena a la mayoría de los integrantes de la organización a una vida signada por el reclamo permanente, por la protesta indefinida. Dijimos alguna vez que “no queremos envejecer cortando rutas”, es decir, “no debemos pensar en ser los eternos protestantes, los eternos demandantes de bolsones, etc., etc.”. Algunas organizaciones se limitan a la búsqueda de trabajo que por lo general no alcanza para la mayoría de los compañeros que las integran. Aun en la nuestra, que funciona sobre la base de las decisiones colectivas, con rotación de compañeros en la adjudicación de los puestos que se consiguen, resulta extremadamente insuficiente lo conquistado. El resultado es que los que no se afirman en la idea de que la lucha debe ser política, por el poder, terminan desertando, con la perspectiva de la desaparición de la organización. En el peor de los casos se terminan armando camarillas donde un grupo del entorno de los dirigentes acapara los puestos; y tendrán el mismo fin. También están los dirigentes a quienes le preocupa su quintita, y que sólo aspiran a tener un plafón para negociados diversos, a veces personales, sin perspectiva de soluciones de fondo.


 


El elemento movilizador


Varias veces escuché a compañeros decir que nuestra zona permite ÿpor su pasado industrial, por la experiencia de funcionamiento de los cuerpos de delegados de los obreros de YPF y otros sectoresÿ desarrollar una importante actividad con el empadronamiento y las bolsas de trabajo. Sin embargo, creemos que no existen zonas especiales para el trabajo en desocupados. Lo esencial es contar con el elemento ideal que ponga a las masas en movimiento, que les genere una expectativa real que los impulse a organizarse para la lucha por el trabajo.


Existe algo que es común en todo el país. La obra pública se ha transformado en un verdadero negociado donde se llegan a formar empresas que no tienen ningún tipo de respaldo económico, sino que forman parte del plan de los poderes de turno para recibir “retornos” de estas empresas que ellos mismos conforman. Estas empresas cuentan con el apoyo de las burocracias sindicales para la superexplotación de los trabajadores. En Tartagal y localidades hermanas, los que “ganan” las licitaciones llegan tan sólo con una camioneta, un ingeniero y un capataz. Estas empresas son satélites del grupo empresario del gobernador Romero. La CTD-Polo Obrero impulsa una campaña para que la obra pública se haga bajo gestión municipal con el control de las organizaciones de desocupados, los cuales ingresarán desde sus bolsas de trabajo.


Ahora bien, hay que demostrarles a los compañeros cómo es posible generar puestos de trabajo, cómo combatir la desocupación, y que estas empresas tienen ganancias impresionantes sobre la base de la superexplotación. Esto hay que demostrarlo, no sólo para los desocupados sino para toda la población. Acá se facturaba 10.000 y 12.000 pesos por vivienda según fuera con techo de losa o de zinc. Hemos demostrado que las empresas embolsaban más de 4.000 pesos líquidos por unidad de vivienda. Esto de por sí constituye un elemento que nos permite recibir el apoyo de la comunidad en la propuesta que lanzamos. Es decir: obra pública bajo gestión municipal con el control de los trabajadores. Podrán decir: “Pero la obra pública está parada…” Entonces, por el empadronamiento para quienes no tienen vivienda, por un presupuesto para obras en forma inmediata. Instalar el elemento movilizador sobre fundamentos irrefutables.


 


Una escuela de formación política


Es muy común que compañeros que no están organizados se acerquen a decir: “Me dijeron en la empresa tal que tengo que anotarme en una organización de desocupados, porque sólo tomarán de los listados que ustedes le envíen”. A veces se pronuncian en contra de las organizaciones en los medios de comunicación. Dicen “…Me cortan el derecho al trabajo; ahora hay que estar con ellos, si no, no trabajás…”


Esto tiene una enseñanza tremendamente importante. La lucha individual no sirve, sólo la lucha colectiva puede acercarnos más a la posibilidad de trabajo. En el caso de una organización clasista como la CTD, la organización es también una escuela de formación política, ya que señalamos los límites infranqueables de los que existen sólo para el reparto de las migajas de las petroleras. Señalamos, además, que la lucha es por trabajo permanente, por el reparto de las horas de trabajo, por el tercer turno en las petroleras, por el Fondo Especial de Hidrocarburos, por la expropiación sin pago de la industria petrolera, bajo control obrero.


 


La cuestión del poder


¿Cómo señalamos a los compañeros la importancia que tiene la lucha por el poder, por el gobierno de trabajadores? Simple: en el caso de la obra pública, si gobernaran los trabajadores la decisión del gobierno de trabajadores sería instrumentar este plan de obras públicas sin intermediarios, y estaríamos en condiciones de pagar un salario básico importante e incorporar a los compañeros de un padrón que sería el oficial. Además, incorporar, como ya lo estamos realizando, a las mujeres en este tipo de obras, promover cursos de capacitación para las mujeres en el rubro de la construcción (colocadoras de cerámicos, pintoras, etc.), y ya contaríamos con elementos de movilización y organización. Para ser poder hay que meter obreros en los concejos, en las intendencias, y desde allí desenvolver los métodos de las asambleas, las decisiones colectivas, y todo esto será la base para elevar la conciencia de los trabajadores, y será un verdadera escuela de formación política de la clase obrera, que surge desde las reivindicaciones. Sólo hay que unirlo con lo político.