El plan de lucha piquetero en su etapa clave

Un breve, pero necesario balance

Corte en Puente Pueyrredón por la libertad de Martín y Lorena. Foto: Fede Imas

El Plenario Piquetero en la Plaza de Mayo, el 3 de marzo pasado, caracterizó que “nos encontramos en el marco de un nuevo sometimiento nacional ante el pacto humillante con el FMI, que amenaza a los y las trabajadoras hasta en sus necesidades más elementales”. La decisión de dar de baja a decenas de miles de planes sociales confirmó esta caracterización. Y adelantamos en el plenario la política represiva que implicaba este ajuste, que rápidamente se verificó con la detención arbitraria de Martín Rodríguez y Lorena Torres en Mendoza.

La primera medida votada fue un acampe desde el 13 al 15 de marzo, una medida contundente en medio de la política de brutales y masivas bajas en el Potenciar Trabajo. El acampe fue contundente, con gran repercusión, pero tuvo aspectos negativos que es necesario clarificar.

Una de las corrientes más importantes de la Unidad Piquetera, que integra esta conquista política, la Coordinadora por el Cambio Social, sorprendió en el inicio del acampe anunciando su retiro de la acción señalando que solo volverían el último día para “acompañar el cierre”.

Lo que, sin dudas, es un quiebre en la unidad de acción, que se produjo el mismo día del acampe, sorprendiendo al resto de las organizaciones, una acción a la luz pública y delante de todo el mundo, lo que debilitó objetivamente la acción de lucha el día en que la ministra Tolosa Paz golpeaba a los desocupados con decenas de miles despidos.

Todos los debates son, sin duda, válidos, y la discusión sobre los métodos y su función tiene más años que el movimiento piquetero mismo, pero el levantamiento unilateral de una acción, luego de haber acordado hacerlo (aún en comisión) es un grave antecedente que pone en riesgo la unidad de acción.

El acampe también se debilitó por la escasa participación del MST Teresa Vive, que en el segundo día sorprendió dejando, gran parte del día, “su” sector prácticamente vacío.

Esto debe ser parte de un balance, ya que en la Unidad Piquetera lo que votamos con las manos en un plenario, lo defendemos con el cuerpo en la calle.

Lo que el plenario del 3 expuso sobre la ofensiva represiva no se hizo esperar. El martes, segundo día de la medida, fueron detenidos cuatro dirigentes de la Unidad Piquetera, tres del Polo Obrero y una compañera del FOL en Mendoza.

Los dirigentes del Polo local, Martín y Lorena, fueron mantenidos de rehenes por el gobierno facho de Suárez y Cornejo, aliados de Bullrich, durante una semana, en la que desarrollamos una intensa campaña, y que conquistó la libertad de los compañeros, pero hubo una excepción, en la solidaridad y el apoyo de las organizaciones de la Unidad Piquetera: Libres del Sur de Mendoza integra el gobierno represor de la provincia, un distrito que tiene decenas de procesados por luchar, por lo que si bien participó de las acciones por la libertad en casi todos lados, se negó a movilizarse en la provincia donde estaban los detenidos.

Los debates son válidos y hay que darlos de cara a las masas y a los trabajadores que integran nuestras organizaciones, en los plenarios, en las reuniones, pero cuando votamos una acción, la única conducta es poner todo para su éxito, lo contrario le hace el juego al gobierno.

El próximo 5 de abril es la segunda acción votada en el plenario del 3 de marzo. Es necesario un debate que fortalezca la unidad y la ACCIÓN de la Unidad Piquetera, frente a un gobierno golpeado por la crisis que, en su sometimiento al Fondo Monetario Internacional, se vuelve más agresivo contra trabajadores y jubilados, un gobierno al borde de una devaluación y de una crisis que descarga sobre los trabajadores, y mientras la CGT, la CTA y la Utep vuelven a votar junto a las patronales y el gobierno, una vez más, un salario mínimo de indigencia, una política de más hambre y miseria que hay que enfrentar empezando por defender nuestro plan de lucha.